Izquierdas y Derechas, una de las más viejas disyuntivas ideológicas de la sociedad moderna líquida, dos ejes muy claros y definidos de aversión cívica. Izquierdas y derechas subsisten parapetadas en anacrónicas y obsoletas formas de organización colectiva.
Aunque en la práctica las agrupaciones más reaccionarias de izquierda se movilicen en conjunto y en medios de transporte público y los individuos de tendencia derechosa elijan como medio el taxi o el remis para no estar en contacto con sudorosos y malolientes cuerpos de honestos trabajadores. A la hora de construir poder, generar cohesión social y cumplimentar objetivos conjuntos, la izquierda no logra aliarse y generar consenso puesto que constantemente busca deslindarse y diferenciarse de otras agrupaciones con ideología semejante, prefiriendo así quedar escindida e individualizada.
Al ahondar en el mas retrogrado pensamiento derechoso, encontramos en contraposición que a la hora de aliarse no encuentran dificultades para formar un poder concreto. Se dejan de lado los escrúpulos, la moralidad y la ética de trabajo para establecer instituciones corruptas, dispuestas a arrasar con lo que se propongan y se les interponga en su camino de quedarse con todo lo que creen propio de nuestra Republica.
No traicionan de esta manera sus propias convicciones por poder, sino que es la traición para formar poder una condición sine qua non en sus más acérrimos ideales de dominación social.
Como las agrupaciones de Izquierda quedan en evidente desventaja ante tan ominosa, inescrupulosa y maniquea operatoria, por una absurda intransigencia de querer discutir lo accesorio por sobre lo fundamental, son funcionales a lo que la derecha comprende a la perfección y sabe utilizar a destajo.
Al no poder entonces las izquierdas, construir unidad política gracias a su prevaleciente individualismo, generan como corolario un rechazo en la población de a pié. Y es entonces cuando las internas asequibles a sus organizaciones y sus múltiples fragmentaciones conflictuales, son un puntapié exquisito para la agazapada derecha.
A mediados del siglo 20’ un conspicuo general encontró una alternativa a esta taxativa división ideológica a la que decidió nombrar como Tercera Posición. Una sabía alternativa para la resolución de los conflictos sociales mediante la organización de sus individuos, anteponiendo la política a la economía capitalista.
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