jueves, 16 de mayo de 2019

El gobierno no facasó


El gobierno de Cambiemos está lejos de haber fracasado. No sólo no fracasó, sino que ha logrado la redistribución de los ingresos que se propuso al inicio de su mandato con la primera de las devaluaciones en diciembre del 2016 y el principio del “sinceramiento” tarifario.

Entre los precios que regula el Estado previo audiencia pública para evaluar aumentos, se encuentran las tarifas de electricidad, gas, agua, transporte público, combustibles, telefonía y medicina prepaga.  Mientras que el nivel general de precios desde diciembre de 2016 (luego de la primera devaluación del PRO) se incrementó en 106% hasta marzo de 2019, los precios regulados se incrementaron en 140,7%.

El flagrante contraste entre el discurso de bajar la inflación y los aumentos tarifarios avalados por el Estado, son la consecuencia de la voluntad política clara y direccionada, no son fruto del azar o la casualidad, mucho menos de la inacción.




LAS PRINCIPALES EMPRESAS GANADORAS



LA TIMBA

Las altas tasas de mercado que impone el Gobierno, se trasladan al resto de la economía y encarecen la financiación, tanto para las empresas dedicadas a la economía real que terminan trasladando esos costos al precio de los bienes finales, como para las familias, que toman créditos en los bancos o utilizan tarjetas de crédito para el consumo.



VALORIZACIÓN DE LAS EMPRESAS PRINCIPALES EMPRESAS GANADORAS


LOS PERDEDORES

Los principales perdedores del modelo son los trabajadores, cuyos ingresos reales han caído fuertemente frente a la inflación. Los salarios nominales aumentaron por debajo de la evolución del nivel general de precios y mucho menos que del nivel de precios regulados.




LA DESIGUALDAD


El corolario es una brutal distribución regresiva de los ingresos de los trabajadores a las empresas, pocas veces vista en la historia de la República Argentina en un período tan corto.

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