Cristina no va a ser candidata
porque ira a la cárcel. Cristina no irá presa, pero no será candidata. Cristina
va a ser candidata, pero perdería en ballotage. Cristina va a ser candidata y el
anuncio será en la feria del libro. Si Cristina gana, reformará la constitución
para habilitar la reelección indefinida… etc.
Análisis resueltos de periodistas
presuntamente objetivos, verdades formuladas desde el olimpo que después se
terminan comprobando absolutamente opuestas.
¿Se equivocan los periodistas o
es la realidad una autonomía indescifrable que los excede?
Ninguno de los análisis
formulados es inocente. Querer sentar una posición personal dista mucho de
intentar formar la opinión inherente al medio de comunicación en cuestión.
Aunque travestidas de expresiones de deseo erradas, las opiniones lanzadas como
verdades manifiestas, son falsadas posteriormente con los hechos y luego
recicladas en un relato tergiversado que busca legitimarse.
No se observa ingenuidad en la
comunicación de actores que dicen tener información de fuentes calificadas,
allegados cercanos o del mismo personaje referido. Porque “nosotros te lo
confirmamos”, “tenemos data”, “te contamos la posta”. Aunque después no suceda
o suceda lo contrario, basta con salir a desmarcarse al día siguiente delegando
responsabilidades en la supuesta fuente o apelando sencillamente a la lógica
contra fáctica.
El desconcierto enunciado, se
emparenta con el entrevistador que sólo se limita a realizar preguntas sin
escuchar la respuesta del entrevistado y termina por questionar lo mismo que
fue ya fue respondido con la primera de sus preguntas. No escuchar, no ver o no
sentir lo que pasa en la calle, no es culpa del periodista. Por más servil que
éste sea, siempre termina respondiendo a una línea editorial superior. Deliberadamente
impuesta o no, la opinión del medio de comunicación no es ajena a los
comunicadores, porque independencia es un oxímoron en los medios hegemónicos.
¿Cuándo, los medios se equivocan?
Si entonces las afirmaciones
futurológicas no son un equívoco, ni de medios ni de periodistas, ¿cuándo se
equivocan los medios de comunicación? Se equivocan al querer modelar a imagen y
semejanza de sus líneas editoriales, la subjetividad de la opinión pública. Éste
intento desesperado por anticiparse a la realidad queriendo cooptarla, debilita
la credibilidad de la información y la devalúa. El corolario, una moneda de
cambio absolutamente carente de peso propio.
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