martes, 25 de febrero de 2020

Crecimiento tirado por la oferta en el contexto de Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el Marco de la Emergencia Pública.

Crecimiento liderado por la oferta, dominancia fiscal, teoría cuantitativa y justicia social: pautas del programa económico del gobierno.



Una vez resuelto lo urgente: el hambre y la deuda, el programa económico del gobierno se perfila como volver a elevar el nivel de bienes y servicios existentes en la economía para poder crecer. La teoría cuantitativa del dinero podría pensarse como la máxima del gobierno de Alberto Fernández. Es decir que, la emisión para la producción está garantizada; la emisión para los salarios se garantizará con el aumento de la producción. Todo atado a una férrea política de dominancia fiscal para controlar la tasa de inflación.

No es otra cosa que una teoría de crecimiento desde la oferta. La diferencia recala en que dicha responsabilidad fiscal, no resulta incompatible con el financiamiento de cuestiones urgentes. Eso se ve claramente con el desdoblamiento cambiario vía impuesto del 30% a la adquisición de divisas sin fin productivo para financiar parte del programa de Argentina contra el hambre. Incluso la política monetaria, de neto corto heterodoxo, se manifestó desde un comienzo al reducir la tasa de referencia desde el 63% al 40%, compatible con el elevado ratio deuda/PBI; para hacerlo sostenible y compatible a su vez, con el crecimiento económico. Un programa económico basado en la equidad primero y en la eficiencia después.

La destrucción del entramado productivo mediante una inédita redistribución regresiva suscitada en los últimos 4 años, provocó una caída de la actividad económica que imposibilita implementar una distribución progresiva de ingresos con el otrora fomento de la demanda agregada.

En los años del gobierno de Macri, Argentina no sólo no creó riqueza, sino que la destruyó. A la vez que el ahorro excedente dedicado a la inversión productiva se dolarizó y salió del sistema. En el último año de su gestión, el Producto Interno Bruto cayó -2,1%. Y considerando el acumulado para todo el período, la economía heredada por el actual gobierno es -3,9%  menor a la del 2015. La formación bruta de capital fijo al tercer trimestre de 2019 fue -15,5% menor a la del mismo trimestre de 2015 y la fuga de capitales totalizó en  US$ 88.371 entre 2016-2019.

Recomprar los dólares que circulan en los colchones, es vital para afrontar intereses y pagos de capital, para que la deuda se vaya como llegó y fundamentalmente para importar los insumos esenciales de la industria. A riesgo de sonar ortodoxo, eso sólo se consigue generando confianza para invertir, con una moneda sólida y con la responsabilidad fiscal que impone la crisis de la deuda. La economía nacional no tiene un problema de ahorro sino un problema de confianza en su moneda, canalizar ese ahorro que ya fue generado y traducirlo en inversión, es necesario para reactivar el Producto.

La seriedad política de “el gobierno de los gestos” de Alberto, no es menor para poner en marcha la economía. Aquí podrían entrar el fin de la grieta, el multilateralismo internacional y la ética de la solidaridad. Es una restructuración holística, no solo una restructuración de deuda. Y ese nuevo rumbo es un contrato social cada vez más cierto.


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