Históricamente Argentina
recurrió a los mercados externos para justificar las decisiones de política
interna. Desde la primera deuda de Rivadavia en 1822 para justificar el reparto
de tierras hasta el reingreso del FMI 196 años más tarde.
El
18 de agosto de 1822 es aprobado un proyecto para la contratación de un
empréstito que habría de colocarse en Londres, por un monto de 15 millones de
pesos: La primera deuda patria. Pero recién el 27 de octubre de 1825 el
gobernador Las Heras pudo llevar a cabo la operación. Estableciendo, en el
artículo quinto:
“Como garantía, quedan especialmente hipotecadas al
pago del capital e intereses de la deuda nacional, las tierras y demás bienes
inmuebles de la propiedad pública, cuya enajenación se prohíbe en todo el
territorio de la Nación, sin precedente autorización del Congreso”.
Mauricio
Macri vuelve hoy a tomar un crédito con el Fondo Monetario Internacional
entregando la soberanía política. No es la distribución de la tierra lo que
sustenta el acuerdo, sino la distribución de la riqueza. La marcha del ajuste
se vio estancada en el ultimo año, por decisiones judiciales, oposición en el
congreso y manifestaciones masivas en la calle. El círculo rojo le pide al
gobierno que abandone el gradualismo y aplique el ajuste necesario para bajar
la inflación y reducir el déficit fiscal.
El
apuro no está tanto en el próximo mega vencimiento de las LEBACS del 16 de
mayo, pero está relacionado. Conforme vayan pasando los meses y los intereses
de la deuda incrementen su peso como porcentaje de PIB, la desconfianza de los
inversores irá, a su vez, en aumento, provocando eventuales bajas en la
calificación de la deuda o mayores tasas de interés. Comprometiendo incluso, la
aprobación de futuros créditos.
Si
bien el gobierno tiene las reservas suficientes para afrontar el pago de las
Letras del 16 de mayo en caso de que no renueven (aproximadamente la mitad del
stock de reservas), es imprescindible lograr cuanto antes una fuente de dólares
con mira a un 2019 con elecciones presidenciales.
La
consecución de una redistribución regresiva del ingreso iniciada en 2015 no
puede llevarse a cabo sin el apoyo de los organismos multilaterales de crédito.
La credibilidad del gobierno en la sociedad se deteriora día a día y los
justificativos para implementar el ajuste se agotan. La voluntad política no
encuentra los vericuetos sociales para generar toda la transferencia de
ingresos que le gustaría, por eso resulta imperioso generar un acuerdo que
implique entregar la independencia económica que argentina supo conseguir
después del 2005.
No hay comentarios:
Publicar un comentario