Luego de varias promesas de
inversiones no concretadas por la mirada perspicaz de empresarios que ven
menguada la capacidad de poder adquisitivo de la población, la economía lejos
de salir de su fase de estancamiento, se hunde cada vez más, mes a mes. No se
produjo aún la tan ansiada llegada de capitales foráneos (más precisamente de
Estados Unidos) dispuestos a reactivar el aparato productivo de nuestro país,
sino que, más bien se profundizó la financiarización de la economía y la fuga de
capitales, quedando las promesas de campaña tras bambalinas.
Los
plazos de los mercados difieren de los plazos biológicos y no se corresponden,
las más de las veces, con los objetivos de la sociedad. La teoría señala que los
empresarios y hombres de negocios esperan el momento indicado para Maximizar su
beneficio y aquel momento depende de sus “Expectativas”, de este modo, el
momento de invertir va a depender exclusivamente de la valoración subjetiva de
los dueños de los capitales y los beneficios derivados para el pueblo deberán
esperar. Por eso las sociedades modernas han desarrollado Estados con la
capacidad y los mecanismos adecuados para cumplimentar metas de redistribución
de la riqueza en momentos PRO-cíclicos. No basta con asegurar estabilidad en
los mercados, sino que se necesita poner en función de la sociedad las bondades
del mercado y no al revés; Ser menos flexible con los mercados y más con las
personas.
Y si los
mercados no reaccionan porque los empresarios no ven el negocio, el Estado debe
actuar como un agente funcional, no únicamente para generar seguridad jurídica,
sino para generar nuevos negocios, fortalecer la demanda agregada y crear
puestos de trabajo.
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