El derrotero económico que
implementó el Macrismo desde su asunción hasta la fecha, pivoteó sobre la base
de una supuesta actualización de los precios relativos de la economía: Tarifas
de transporte, luz, agua, telefonía fija, etc. En economía los pecios no vienen
determinados de manera exógena, son un producto de un proceso interno llevado a
cabo partir de otros precios establecidos endógenamente, por ejemplo: el precio
del salario que cobra un trabajador se realiza, en principio, a partir de una
canasta de bienes que son necesarios para vivir.
Las tarifas subsidiadas formaban parte del salario
que indirectamente recibían los trabajadores, reduciendo la carga de los
viáticos en cada jornada. Ello implica una decisión política de redistribución
del ingreso y es lógico que el mentado “sinceramiento” de las tarifas sea más que
una simple actualización y que vaya en el sentido contrario de distribuir parte de lo que el
estado recauda en materia de impuestos.
Nada puede reprochársele a Macri, quién, coherente con
lo proclamado durante toda la campaña 2015, llevó a cabo desde el día 1 de su
gestión. A quien debe inquirírsele ciertas metas pautadas no plasmadas en la
realidad, es a la pasada gestión. Despojado de un ánimo inquisidor o del cliché
de “corregir lo que se hizo bien y cambiar lo que se hizo mal”, sino de un
conocimiento profundo y Sincero de:
Por qué no se avanzó con la “Sintonía
fina”
Por qué hubo falta de control
en los servicios públicos
Por qué hubo falta de control
en obras, licitaciones e inversiones
Por qué no se desarrollaron
mejores relaciones entre el estado y los privados
Por qué se hicieron alianzas,
a sabiendas de manejos espurios de los personajes, etc. Etc.
En definitiva, saber, si los
que apostamos a un proyecto de inclusión social, apostamos a pérdida. Nadie
garantiza que un proyecto salga bien ni sea exitoso en todas sus fases, ello
sería utópico. Pero sería saludable saber la verdad, que por el hecho de estar en
funciones y con la obligación que impone la corrección política, no puede ser
confesada. Como una especie de auditoría que busca indagar y llegar al fondo de
la cuestión, es momento de romper con el secretismo para que no caigamos en la
ignominia de auditar nuestras ideologías. Porque ello sí, eso sí sería nefasto
y es lo que ellos buscan.
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