El sistema financiero mundial opera 24 horas al día
los 365 días del año y en cualquier parte del mundo, impone sus propias reglas
y se escurre de la jurisprudencia de todos los estados. El reciente fallo de la
corte suprema estadounidense sienta jurisprudencia en cuanto a la capacidad de
un país en restructurar sus obligaciones, dejando en condición de
vulnerabilidad no solo a la Argentina sino a todos los países que hoy cuentan
con abultadas y crecientes deudas como los de la región Europea.
Cercenar
la posibilidad de refinanciar la deuda externa es hoy el nuevo instrumento que
ha encontrado el imperialismo financiero, por vía judicial, para impedir
procesos de desarrollo que se vienen dando en la región suramericana y que
posibilitaron pagar sumas exorbitantes de deuda en concepto de intereses. Ya no
son las dictaduras represivas de antaño las que impiden el crecimiento en la
región, mediante planes neoliberales de empobrecimiento y miseria. El capital
ha encontrado otro instrumento que se suma al financiero y es el Judicial.
El
mensaje no es solo para la Argentina, sino para todos los países que hoy
encuentran su independencia económica condicionada por organismos financieros
internacionales que deciden el rumbo de sus sociedades y determinan niveles de
empleo, pobreza, indigencia y niveles de inequidad que día a día se acentúan
cada vez más. Un llamado de atención que debe ser oído por todas aquellas naciones
que pretendan no sólo independencia económica, sino su soberanía política,
puesto que en los lacayos internos operan, en muchos casos, en favor del
capital foráneo.
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