martes, 3 de septiembre de 2013

Votar con el bolsillo


Bajar los impuestos ha sido siempre una bandera del ala derecha de la política, los que mas tienen menos quieren pagar.

En los últimos días ha vuelto, de la mano al aumento del mínimo no imponible, un cliché de los años 90, que la gente “vota con el bolsillo”. Este supuesto busca imponer que el que vota solo por un beneficio económico es un ser egoísta y despreciable.

En los años 90 los medios concentrados vendían la creencia de bolsillos abultados sin mencionar que la insustentable convertibilidad estaba destruyendo el aparato productivo Argentino. La reducción que hoy tiene el impuesto al ingreso apunta a fortalecer y ampliar el cada vez mas consolidado mercado interno que se ha desarrollado en la última década. La contrapartida no busca ser, como pretendería la pragmática ortodoxia económica, un férreo ajuste sobre la demanda, sino trasladar el gravamen a otros sectores que aún no aportan al fisco como la extraordinaria renta financiera.

Otro estímulo al consumo sería la modificación del Monotributo, pero todas las modificaciones impositivas deben estar bien estudiadas, ya que repercuten directamente sobre  la recaudación que capta la AFIP y que luego se redistribuye ingresando nuevamente en el sistema productivo.


¿Qué otro motivo hay, a la hora de votar, que la propia situación económica? ¿A quién se le ocurre que alguien puede votar a un partido que promete reducir salarios, pensiones, jubilaciones y asignaciones? Quizá hoy suene más lógico votar con el bolsillo, ya que el crecimiento está sustentado y los índices de equidad han mejorado notablemente, pero en un país con tan escasa cultura contributiva como la Argentina, la medida del gobierno señalada como electoralista, no asegura la posibilidad de revertir en Octubre el resultado de las elecciones Primarias de Agosto. Más bien supone efectivizar la tan mencionada profundización del modelo tan preconizada por los sectores oficialistas que han sabido repasar las críticas para mejorar el rumbo de la gestión. Pretender un reconocimiento por parte de la oposición sería mínimamente descabellado ya que su rol es obstruir la gobernabilidad del Frente Para la Victoria, si existe algún tipo de reconocimiento éste va a ser por parte del electorado, pero solo después de Octubre cuando se conocerá si el pueblo validó o no la corrección del gobierno teniendo en cuenta el contento que el beneficio económico permite imaginar.

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