domingo, 26 de mayo de 2013

Control militante de precios


Todo médico sabe que prevenir es mejor que curar, ya que la evolución de la enfermedad puede tener efectos irreversibles o difíciles de subsanar.
La economía dista de la medicina  donde hay remedios que revierten situaciones que parecían incurables, o de la gastronomía, donde la aplicación de una inequívoca receta puede dar un resultado excepcional. Sino que es más bien una ciencia inexacta que debe adecuarse a las realidades de cada país según el contexto. No existen 2 economías iguales porque las personas que las conforman no son iguales, tienen diferentes culturas, religiones, conductas y formas de reaccionar distintitas en periodos de auge y crisis.

En Argentina tenemos, como alguna vez lo denominó el ingeniero Marcelo Diamand: una “Estructura Productiva Desequilibrada” compuesta por dos sectores de productividad diferentes. El sector agropecuario, de una alta productividad, que trabaja a precios internacionales y exporta, y el sector industrial, de una productividad mucho mas baja, que trabaja a precios superiores a los internacionales y cuya producción está destinada primordialmente al mercado interno.

El aumento de precios internos o la mal llamada “Inflación” no tiene una única razón como quiere hacer creer la ortodoxia económica desde los medios de comunicación, sino que se debe a una multiplicidad de factores inherentes a una estructura productiva incapaz de no responder a los vaivenes de las crisis internacionales.
Por un lado el sector agroexportador no está interesado de satisfacer el mercado interno, ya que le es mucho más rentable colocar su producción en el exterior y recibir precios en dólares que venderla a un precio necesariamente más bajo en el país. He ahí una causa del aumento de precios internos. Si el mercado internacional paga precios mas altos que el mercado nacional, los empresarios optan vender en el primero, sin importar el abastecimiento local o abasteciendo pero a precios internacionales.

Otro factor del aumento de precios es la capacidad de remarcar precios que poseen las 3 firmas que controlan más del 70% de los productos de las góndolas (Molinos, Ledesma y Arcor). Muchas veces el aumento de la rentabilidad de las empresas, no se da por el aumento  las cantidades producidas sino simplemente por un aumento en los precios, aunque los costos de producción (salarios) no aumenten.


Si el gobierno intenta frenar la escalada de precios en su última etapa mediante el control de agrupaciones militantes sin descentralizar previamente la estructura productiva, se va a encontrar obrando en el último eslabón de la cadena, el vendedor. Un gran impedimento que tienen las organizaciones sociales es el conocimiento de los costos de realización de cada producto y el margen de ganancia que supuestamente debería tener cada comerciante. Al no abordar el fondo del aumento de precios, los síntomas, atacando en cambio el resultado, la enfermedad, lo más probable es la obtención de resultados pobres o nulos. 

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