El pasado 7 de abril de 2014 el ministro de economía Axel Kicilliof anunció la ampliación del programa de “Precios Cuidados” que implementara la Secretaria de Comercio el pasado 6 enero, con una canasta de 194 productos. Ésta segunda etapa incluye una mayor cobertura geográfica, una red más amplia de comercios y la inclusión de 108 nuevos productos, 30 nuevos rubros y 15 nuevos proveedores. Generando una canasta de 302 productos en total, con una mayor grado de representatividad de los consumos del mercado interno argentino.
Pese a las deficiencias del estado en materia de controlar los precios relativos de toda la cadena de producción – distribución – comercialización, queda evidenciado el éxito de la medida, que por un incremento inusitado de los productos que la conforman, ha impulsado a nuevos proveedores a sumarse a la tarea de regular el alza de precios. También queda claro la existencia de formadores de precios.
Por otro lado, la experiencia demuestra que para “disciplinar” al empresariado no es necesario la apertura indiscriminada y el ingreso de productos importados más económicos que detenten contra el aparato productivo y por consiguiente, el mercado interno, como se ha hecho durante sucesivos procesos neoliberales. Sino que la respuesta se encuentra en la formulación de alternativas endógenas, coherentes con el desarrollo de un modelo de desarrollo con inclusión.
La primera etapa del programa sirvió para generar una Conciencia Consumidora en el mercado, en cambio, ésta segunda tiene un objetivo más ambicioso al intentar generar competencia entre la Oferta de bienes. A diferencia de otras épocas esta competencia se da en un escenario de igualdad de condiciones y entre agentes nacionales, que utilizan materias primas, mano de obra y servicios nacionales para producir. Por lo tanto si hay una amplia dispersión entre precios del mismo rubro pero de distintas marcas, esta se debe a una excesiva ganancia en algunos de los agentes que integran la cadena y deberán comprometerse a morigerar para llevar el nivel de precios a una situación razonable que se condiga con el nivel de crecimiento económico.
Generar un mercado interno con una oferta de bienes competitiva quizá sea la clave para que los empresarios más débiles empiecen a disputarle el terreno colonizado por algunos conglomerados oligopólicos, que gozan del privilegio de establecer precios y regular arbitrariamente su tasa de ganancia.
Los productos incorporados, de las mal llamadas segundas y terceras marcas no implican necesariamente una menor calidad que no garantice el mismo nivel de satisfacción de las primeras marcas. Sino que a veces el hecho de que dichas marcas no inviertan o no puedan invertir en publicidad, marketing o packaging las hace más baratas en relación a las primeras marcas. Es también una apuesta para que el consumidor pueda comparar y optar por bienes que la mayoría de las veces tienen las mismas características de los que continuamente son publicitados y pagan la pauta de los medios de comunicación.
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