lunes, 24 de febrero de 2014

Inflación y desempleo

Uno de los errores más comunes al analizar el fenómeno Inflacionario es desasociarlo de las otras variables económicas que permiten interpretar la coyuntura económica del país.
                En la última década de gestión Kirchnerista, uno de los caballitos de batalla del establishment ha sido la variación en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) elaborado por el INDEC, por la manipulación a la hora de relevar las variables económicas. Más allá del uso político evidente, que realizan los grupos mediáticos concentrados, el IPC-INDEC tiene falencias técnicas debido: Al desplazamiento de profesionales y la consecuente pérdida de personal valioso y experimentado, a la nueva estructura de ponderaciones de los productos en la canasta de consumo, la adopción de una canasta de consumo “Ideal” y no real, etc…
                Lo cierto es que aunque tomásemos cifras paralelas a las del INDEC, como las elaboradas por la consultora privada State Street PriceStats, la evolución de los precios 2008-2012 (desde el año en que fue reformado el INDEC) promedia un 23,3 %. Cabe indicar el crecimiento en materia laboral fue positivo también descendiendo del 21% de 2003 para ubicarse en un 6,4 por ciento en el cuarto trimestre del 20131. Con una expectativa de inflación alrededor del 30 por ciento promedio, para el 2014.

                Si tomamos el año 1972 como una fotografía, es decir analizando los índices sociales de manera estática, veremos que el Gasto Público de 1972 fue de 17,25 % y en 2013 representó un 23,94%2 del PBI. Mientras que el desempleo llegó al punto más bajo de la historia Argentina, ubicándose en torno a un 4% mientras que los precios subieron un 60% ese mismo año y los salarios se negociaron entorno a un 35%, favoreciendo la redistribución de la riqueza en favor de los trabajadores, traduciéndose en un crecimiento del salario real de un 13,3%

                Por otro lado es interesante ver el nivel de reservas internacionales fue el más bajo del periodo 70-76, ubicándose en 315.700.000 U$S, sin afectar por cierto, el crecimiento positivo del Producto Interno Bruto que fue de un 3,1%.


                Por lo tanto analizar la inflación es mucho más que separarla de las medidas en materia de política económica aplicadas por los gobiernos. En 1972, aunque de facto, Lannuse implementó políticas de corte nacionalista en el corto año de su mandato, con Aldo Ferrer como ministro de economía (desde la anterior gestión de Levingston), con acuerdos de precios que llegaron hasta vedar el consumo de carne por su alto precio, política de “compre nacional” para fomentar la industria, en las que la redistribución de la riqueza tuvo un correlato beneficioso para el conjunto de la población. Pudiendo crecer (3,1%) pese a la inflación (60%) y tener una de las tasas de desocupación más bajas de la historia.

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