Luego de más de una década de expansión económica, consumo sostenido y
crecimiento. Los gurúes del establishment vuelven a salir a reivindicar las
recetas económicas que implican volver al péndulo del que hablaba Marcelo
Diamand. Según él, había ciclos de expansión y contracción económica (péndulo)
que atentaban contra el desarrollo de la argentina. Hoy, después de un ciclo
expansivo tan prolongado en el tiempo, más que nunca hay consenso en la
ortodoxia sobre una contracción o “moderación del gasto público”, de la
expansión y desarrollo nacional.
La decisión de la
presidente de elegir a Carlos Zaninni como vice del candidato a
presidente Daniel Scioli va en línea con el clamor social de moderación,
consenso, acuerdo, dialogo, etc. La idea de apostar a un candidato del gobierno
pero no del núcleo duro del Kirchnerismo apunta justamente a no desandar el camino de desarrollo recorrido en estos
últimos años, viendo poco factible la posibilidad, justamente, el triunfo de un
“ultra-kirchnerista”
Por otro lado, la idea
de ir con un solo candidato a presidente fortalece al espacio al acaparar la
totalidad de votos de los otros potenciales pre-candidatos y potencia la
capacidad de acción en la implementación de nuevas políticas públicas. En suma,
el hecho de que Daniel Scioli sea el candidato a presidente oficialista, dentro
del armado del Frente Para la Victoria de Cristina y Néstor Kirchner,
condiciona en cierta medida la gobernabilidad del candidato. Un “outsider”
dentro de un espacio en que la militancia tiene una posición muy clara sobre el
poder, delimita el espacio de acción que pudiere tener el posible presidente. Cristina
Fernández ha sido la ideóloga del armado de las listas, por tanto, no se debe
desestimar la posibilidad de que tenga injerencia directa o indirecta sobre el
las próximas decisiones gubernamentales. Fue ella quien supo ver que era tiempo
de ser moderado, más en las formas quizá, y no tanto en el fondo.
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