viernes, 20 de diciembre de 2019

La doctrina del shock desarrollista

Desdoblamiento, pesificación y reconfiguración de los precios relativos.

“Sólo una crisis real o percibida produce auténticos cambios. Cuando esas crisis sobrevienen, las medidas que se toman dependen de las ideas que flotan en el ambiente” decía el padre de la escuela monetarista Milton Friedman. Argentina tuvo su Rodrigazo y su Hiperinflación, 2 de las crisis fundacionales para el advenimiento de gobiernos neoliberales. A diferencia del 76, el gobierno de Carlos Menem fue elegido mediante el voto, sin embargo, también se erigió en un marco de caos y desorden económico en el que los ciudadanos compraron un discurso estabilizador.

En 2015 Mauricio Macri gana las elecciones contra un proyecto de inclusión social y en el marco de una continuidad democrática estable y sin sobresaltos desorganizadores de la cuestión social. Desde su asunción aplicó medidas de contracción y ajuste fiscal mediante sendas devaluaciones que se trasladaron a precios y sirvieron para realizar la mayor transferencia de ingresos de la que se tenga memoria. En el segundo trimestre de 2015 las personas más pobres se apropiaban del 1,5% de la renta y las más ricas del 25,9%. En el segundo trimestre de 2019 las personas más pobres se apropiaron del 1,3% de la renta y las más ricas del 30,9%. La pobreza, que en el segundo trimestre de 2015 era de 28,5% según la UCA, en el segundo trimestre de 2019 alcanzó el 40,8%. La tasa de desocupación del tercer trimestre de 2015 era de 5,9% según a EPH del INDEC, en el tercer trimestre de 2019 fue 9,7%, con una caída de 123 mil puestos de trabajo privados registrados y pérdida real en el poder adquisitivo de las jubilaciones del 20%. La inflación del 2015 había sido 26,9% según el IPC porteño; la interanual de noviembre 2019 49%.

Es en este contexto que el presidente electo Alberto Fernández envía un megaproyecto de ley cuyo título sienta una posición categórica del estado del Estado y de la Sociedad argentina. La “Ley de solidaridad social y reactivación productiva en el marco de la emergencia pública” viene a oficiar de mojón inicial para la reactivación de una economía deliberadamente apagada. No constituye una meta ni una hoja de ruta para los 4 años siguientes, sino la piedra fundacional de una economía con un paradigma antitético al del gobierno macrista.

La reformulación de la economía que se pretende, exige desacoplar los precios internos de los internacionales para desdolarizar la micro, mediante una serie de sesudos impuestos e incentivos. Restauración de los derechos a la exportación para que los alimentos no se paguen a valores internacionales y/o superiores, desdoblamiento cambiario mediante un gravamen del 30% a las compras en dólares, para asegurar las divisas para la importación de insumos productivos y el pago de deuda. Elevación de las alícuotas de bienes personales para gravar a los sectores privilegiados y ganadores del modelo anterior. Exención del impuesto a la renta financiera para fomentar el ahorro en pesos. Redistribución instantánea de ingresos en los sectores sociales más postergados con aumentos discrecionales mayores a la fórmula de actualización de haberes. Suspensión del austericidio fiscal de 2017 para las provincias. Readecuación del cuadro tarifario con una lógica equitativa. Alivio para las PyMes. Y llevar la deuda nacional a un sendero de sostenibilidad.

Y todo, sin la emisión monetaria que tanto desvela a la ortodoxia. Con una fuerte apuesta por el equilibrio fiscal, readecuando partidas presupuestarias preexistentes que estaban distribuidas de manera regresiva e inequitativa.

Ningún shock alinea incentivos y consensos de manera tan contundente como una crisis económica. Pero, a diferencia de los procesos neoliberales la oportunidad que se abrió para el gobierno de Alberto Fernández y para la región en su conjunto, permite tomar las medidas necesarias para encarar nuevamente el camino del desarrollo con inclusión social, contando con la fuerza de la legitimidad de base y el beneficio que solo la historia y la experiencia pueden dar. Esperemos que de una vez por todas, el desarrollo por fin se vuelva doctrina.

martes, 17 de diciembre de 2019

Un acuerdo de precios y salarios que no consolide la actual distribución regresiva del ingreso


Una de las banderas del modelo nacional y popular que tuvo lugar hasta 2015 fueron las metas de inclusión por sobre las metas de inflación de la ortodoxia económica. Una política de estado que se repitió consecutivamente durante 3 gestiones y que posibilitó una mejora en los niveles de equidad, por medio de mejoras salariales superiores al nivel inflacionario. Sin embargo, se desató una puja distributiva interminable que sólo se fue desacelerando con la implementación de algún tipo de sintonía fina; en 2013 con el fallido programa “Mirar para Cuidar” y desde e 2014 con el exitoso “Precios Cuidados” (efectivo hasta diciembre de 2015)

Desde antes que asuma el gobierno de Alberto Fernández se habla de un acuerdo entre los diversos actores productivos de la sociedad, que garantice una desaceleración de la espiralización inflacionaria. Sin embargo, la implementación de un acuerdo de precios y salarios puede legitimar y consolidar la actual distribución regresiva del ingreso que fue propiciada vía devaluaciones y pass throw por el macrismo; o bien puede oficiar de ancla inflacionaria eficiente y que la redistribución progresiva que se pretende desde el Albertismo esté asociada al incremento marginal en la producción real, es decir sobre el volumen económico logrado por el trabajo y/o el capital. No ya a una mera cuestión de precios. Una meritocracia de precios y salarios.

Esto no implicaría bajo ningún punto de vista más horas de trabajo para les trabajadores, ya que, en un contexto de mercado interno deprimido, los incentivos adecuados permitirían recomponer fácilmente la demanda. La actual demanda insatisfecha serviría para propiciar una mejora redistributiva que retroalimentaría el proceso virtuoso de la economía de un modelo económico que se propone distinto al de valorización financiera, y con una inflación mucho menor a la que tuvimos hasta 2015.

Acotar las variaciones incrementales propias de la puja distributiva para reducir la nominalidad de la economía va a ser el gran desafío del acuerdo con todos los sectores sociales. De lograrse, la participación del trabajo en la generación del ingreso evolucionará, aunque más lentamente, indexada no a los precios, sino a los indicadores de crecimiento real.

La salida de la inflación no es el ajuste ortodoxo sino el ajuste de una sintonía fina desbaratada por un proceso neoliberal concentrador del ingreso y los recursos. En el segundo trimestre de 2015 las personas más pobres se apropiaban del 1,5% de la renta y las más ricas del 25,9%. En el segundo trimestre de 2019 las personas más pobres se apropiaron del 1,3% de la renta y las más ricas del 30,9%. Es necesario retrotraer los niveles de desigualdad, al menos, a los niveles en los que la variación del PBI argentino era positiva.

jueves, 28 de noviembre de 2019

LA IMPLANTACIÓN DEL RELATO NEOLIBERAL: "El gobierno de Macri no fue tan malo"


Antes de empezar a horadar el gobierno de Alberto Fernández la hegemonía mediática y los sectores económicamente concentrados se aprestan a construir un relato favorable a la gestión de Mauricio Macri. La idea es implantar en el subconsciente que el gobierno neoliberal de estos últimos 4 años “no fue tan malo”.

El objetivo no es principalmente asegurar el triunfo a futuro de un gobierno del mismo signo ideológico, sino hacer mella sobre la imagen y la opinión publica de otro, de un signo distinto, y que inicia su mandato el 10 de diciembre.

Desde los medios
  • El relato comenzó antes de las elecciones Primarias del 11 de agosto cuando el periodismo avizoraba una victoria de Juntos por el Cambio por un reducido margen de diferencia. Sin embargo, el resultado dejó patitiesos a propios y ajenos: 47,79% para Fernández y 31,80% para Macri.
  • Continuó con la instalación de un posible ballotage previo a las elecciones generales del 27 de octubre. Sin embargo, otra vez el apabullante resultado desconcertó al periodismo pautaplanero: 48,24% para Fernández y 40,28% para Macri. La brecha fue menor que en las PASO, pero los 8 puntos porcentuales de distancia dejaron en claro que la “posibilidad de ballotage” sólo existió en los medios de comunicación.
  • Pese a la victoria de Alberto Fernández, se intentó con la idea de un derrotado triunfante. Relativizando la enorme distancia entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio y sembrando dudas sobre la legitimidad de origen, cuando a diferencia del 2015 a Macri se lo daba con un ganador indiscutido, con un 2,68% más que Scioli y efectivamente en un escenario de ballotage.


Desde el gobierno

  • Ni lerdo ni perezoso, el gobierno intentó instalar su propio relato de manera orgánica más allá de la agenda mediática inorgánica. El 4 de noviembre, Marcos Peña lanzó un panfleto de 8 puntos sobre la economía, con una descripción ajena a la realidad y con ribetes ficcionales. La descripción desvergonzada de una gestión exitosa inexistente que había creado las bases para el crecimiento futuro fue el caballito de batalla elegido para implantar directamente el virus del eficientísimo neoliberal. Si de acá en más el país crece, no va a ser por la eficiencia del gobierno de Fernández sino por el ajuste de Macri.


Dejar asentado en el imaginario colectivo el supuesto eficientísmo neoliberal va a ser el factor central de la desestabilización y cualquier mínimo error de Alberto, así sea el nudo mal hecho de la corbata, los cordones desatados o un nombre mal pronunciado, va a ser vituperado cual si fuese la destrucción de la patria y se dirá que a pesar de todo… el gobierno de Macri no fue tan malo.

Si bien es cierto que la destrucción económica fue parcial, esto se debió a una resistencia social y sindical que impidió que los 4 años perdidos de Macrismo hicieran daños irrecuperables sobre la estructura productiva y social de nuestro país; habiendo recibido un país macroeconómicamente estable, desendeudado, con bajo desempleo y con una pobreza en descenso. Mauricio Macri deja uno muy distinto, con un retroceso de al menos 10 años en cuanto al desarrollo en sentido amplio. De ahí que los posibles futuros éxitos económicos que, al salir del pozo le competen, van a ser atribuídos a las supuestas correcciones implementadas por Macri

Otra vez el sofisma Neoliberal que supone pasarla mal para que la copa derrame en un futuro. Otra vez el intento de la derecha por modificar los patrones culturales de nuestra sociedad, coqueteando con el olvido y la desmemoria.

domingo, 6 de octubre de 2019

CRISTINA NO INVENTÓ LA GRIETA


Como consecuencia de intentar politizar la sociedad a la fuerza, el Kirchnerismo fragmentó a la sociedad. La polarización se produjo por intentar visibilizar dos modelos de país, diferenciados en la práctica, pero tergiversados mediáticamente.

De un lado los que apoyaban el modelo económico, político y social que se estaba aplicando y del otro, los que les generaba rechazo, no el modelo en sí mismo sino sus defensores. La alternativa no era una propuesta superadora y clara, sino el rechazo, la ridiculización y el intento de destrucción de un modelo y sus defensores.

Pero el fenómeno de la división ideológica no fue premeditado, sino un subproducto de la implementación de políticas públicas que ampliaban derechos y vulneraban los privilegios de sectores económicos concentrados. Sin embargo, su utilización sí fue pensada y puesta en práctica por los medios hegemónicos, que se dedicaron y aún se dedican, a editorializar con ella como punto de partida.

Jorge Lanata revivió el término “grieta” en 2013 cuando le entregaron el Martín Fierro por mejor programa periodístico. Lo había utilizado con anterioridad para hacer referencia a las prácticas represoras de la dictadura. Pero el reciclado término pegó luego de su discurso en el Martín Fierro, de la mano de un sistema hegemónico de medios que se encargó de instalarlo en lo más profundo del subconsciente colectivo.


Cristina no inventó la grieta, pero sí se encargó de enmendarla. Cuando el 18 de mayo de 2019 decidió dar un paso al costado en pos de la unidad y decidió ir como vicepresidenta, logró alinear a gran parte de las voces más representativas de la oposición al Macrismo. Una acción que rechazaba la vanidad individual por sobre el altruismo colectivo y dejaba expuestos a los que no se alinearan. Su presencia en la fórmula con Alberto era garantía para asegurar el voto duro del kirchnerismo y su menor rango, una propuesta para ampliar el espectro. 

Tal vez por su responsabilidad indiscutible a la hora de exponer dos modelos de país que despertaron simpatías y odios, le correspondía tomar la iniciativa. Pero podía no haberlo hecho. Sin embargo, así lo hizo. Ya que el rédito de la grieta nunca fue capitalizado por el Kirchnerismo, el rédito de la grieta fue desde un primer momento propiedad de la hegemonía mediática.

La crisis provocada por la financiarización de la estructura económica impuso un acuerdo sin precedentes para la reconstrucción y reactivación del aparato productivo. El clamor de unidad de la calle fue determinante a la hora de establecer una vasta coalición de poder comprometida con el cierre de una grieta que construyeron los medios y de la que tanto rédito han sacado.


El gobierno de Mauricio Macri fue muy eficiente para llegar al poder en 2015, gracias a una estrategia comunicacional marketinera y presuntamente apolítica. Pero para gobernar no basta con estar al frente en poder sino contar con la legitimidad para poder sostenerse al mando. Fue el mero discurso, lo que le permitió a Macri ser presidente, discurso diametralmente opuesto a las acciones ejercidas desde su gestión desde diciembre del 2015. El oxímoron manifestado llevó al alejamiento de la mayoría que lo erigió en el poder y convalidó el pasado 11 de agosto, una posición antitética. La yegua pasó a ser un corcel, dejó de ser tan puta y muchos se dieron cuenta que su pasado montonero había sido un invento de la prensa.

Cristina no inventó la grieta. La grieta fue una construcción mediática a partir de la división ideológica cierta. Pero la división ideológica existe desde que el mundo es mundo. Cristina no inventó la grieta, pero dio el puntapié inicial para cerrarla.

domingo, 14 de julio de 2019

Los micro-oficialismos en TV



La capacidad mediática para incorporar cuestiones de neto corte político de manera subrepticia en el subconsciente audiovisual, ha logrado un avance considerable desde la llegada de la anti política al poder. Aquellos medios de apariencia apolítica o que se decían objetivos, han virado de manera rotunda hacia una línea editorial de marcado tinte oficialista.

En Macrismo redujo a su mínima expresión a la Televisión Pública, eliminó programas como 678 y visión 7 Internacional redujo la pauta en radios opositoras como Del Plata, que ya venía con problemas financieros y deudas salariales, silenció voces periodísticas como la de Roberto Navarro en C5N, Víctor Hugo Morales en Continental o la de Horacio Verbitsky en Página 12. Sin contar con el encarcelamiento a los dueños de C5N Cristóbal López y Fabián De Sousa y de Gerardo Ferreyra dueño de Electroingeniería, la propietaria de Del Plata.

La persecución política, económica y judicial atraviesa también a otros medios no oficialistas como Radio América (AM 1190) y El Mundo (AM 1070), que fueron silenciadas y abandonadas a su suerte; Rivadavia, FM Rock&Pop, Espn y a las pertenecientes al Grupo Indalo[1]. O el caso de Tiempo Argentino, devenido en cooperativa gracias a la lucha de sus trabajadoras y trabajadores, empero el Canal CN23, del mismo grupo empresario, no corrió la misma suerte.



El problema no resulta de la toma de posición política de tal o cual canal de TV, diario o medio online, sino de su pretendida carencia de discurso político o su autodenominación como “independiente”, ya que de esta manera se restringe la posibilidad de discernimiento al televidente o lector.

Telefé del grupo norteamericano Viacom es el que mayor pauta publicitaria del gobierno de la ciudad.



Cuenta con un noticiero vespertino que ha jugado muchas veces con su aséptica línea editorial, pero a raíz de la campaña electoral 2019 ha intensificado el uso de micro-oficialismos para limpiar la imagen del gobierno y defender políticas claves como la baja intermensual de la inflación o la estabilidad cambiaria, por tomar algunos ejemplos:





El programa de entretenimiento “Quién Quiere Ser Millonario”, en prime time es un fiel ejemplo de propaganda no tradicional de neto corte político y defensa de las políticas oficiales:






viernes, 7 de junio de 2019

A un año de tocar Fondo: del "cepo K" al cepo M


La presión de los medios de comunicación hegemónicos fueron determinantes para que se construyera la idea generalizada de represión salarial. Camuflados en la voz de la gente, construyeron el relato de coartación de libertades económicas individuales. Transformar el bien empresarial en el bien común es una especialidad de la élite nacional a lo largo de toda la historia.
La restricción externa empezó a ser un problema a fines del 2011 cuando se aceleró la fuga de capitales. Se resolvió por aquel entonces establecer una serie de controles cambiarios que desalentaran la dolarización del ahorro nacional. El excelente artículo de Luján Scarpinelli en el diario La Nación[1] sintetiza la cronología del “Cepo K”:

El 31 de octubre de 2011, mediante la Resolución General 3210/11[2] se dispuso que la compra de divisas para personas físicas y jurídicas se realizaría previa autorización de la AFIP.

El 9 de febrero de 2012 se estableció que las empresas que necesitaran dólares para girar al exterior, ya sea para el pago de importaciones o giro de utilidades, deberían tener una aprobación del Banco Central. El 3 de abril de ese año se dispuso que los adelantos con tarjeta de débito en cajeros automáticos del exterior deberían provenir de cuentas locales en moneda extranjera. El 9 de mayo se reduce el límite para la compra de dólares del 40% del salario al 25%. El 25 de mayo, mediante la resolución 3333, la AFIP puso en vigencia un nuevo régimen informativo para los contribuyentes que adquirieran paquetes de viajes turísticos para que las agencias de turismo con acceso al mercado oficial de cambios, hicieran una diferencia cobrando al precio del dólar paralelo, paquetes que les había costado a precio oficial.

El 15 de junio de 2012 la AFIP elimina la posibilidad de comprar dólares para atesoramiento[3]. Las opciones en el sitio eran: viajes al exterior, adquisición de bienes y otros destinos. El 5 de julio la prohibición fue oficializada. Las posibilidades para comprar dólares, entonces, eran: viajes y turismo, pago y cobro de mercancías, servicios, rentas y capital, algunos créditos hipotecarios, y donaciones a organismos y entidades gubernamentales.

El 10 de agosto de 2012 se limitó la venta de dólar "turista"[4]. La autorización de divisas se fijó en un plazo no mayor a siete días antes del viaje, y en la moneda del país de destino. El 31 de agosto de 2012 surge el "dólar tarjeta". Se estableció una percepción del 15% sobre el monto total de los consumos en otros países con tarjetas de crédito y débito. El 1 de noviembre de 2012 el BCRA impidió la compra de dólares a partir de hipotecas en pesos para la adquisición de inmuebles.

El 3 de diciembre de 2013 AFIP sube del 20 al 35% el recargo a los consumos en dólares con tarjeta y al turismo, e incluye en la normativa las compras de billetes por parte de viajeros en el mercado oficial, que hasta ese momento estaban exentas. Sobre el dólar oficial que cotizaba a $ 6,19, el "dólar turista" pasó a $ 8,35.

El 27 de enero de 2014 se dispuso que las personas físicas que quisieran acceder al mercado oficial deberían haber ganado en promedio $7200 en los últimos doce meses. Estos podrían adquirir divisas sólo por el 20% de su ingreso mensual declarado con un tope de U$S 2000 por mes. Y los que decidieran depositar su compra a 365 en caja de ahorro o plazo fijo no pagarían la retención del 20% de la AFIP. Quien calificase con el requisito mínimo podía adquirir hasta U$S 180 al mes. Y sólo podrían alcanzar el tope de U$S 2000 quienes tuvieran un salario mínimo de bolsillo -también en promedio- de al menos $80.000.

El 27 de octubre de 2015, frente a la aceleración de la fuga frente al escenario electoral el Gobierno redujo un 50% el límite que tenían las empresas importadoras para la compra de dólares sin la necesidad de contar con una autorización previa, aumentó el interés en 3 puntos porcentuales que pagaban las Lebacs y obligó a las aseguradoras a desprenderse de los bonos en dólares. Para los importadores, el monto mínimo de las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importaciones (DJAI) se reducirá de 150.000 a 75.000 dólares. El 28 de octubre de 2015 el Banco Central informó a las agencias de viajes la reducción a la mitad del cupo diario para el giro de divisas al exterior. Esta medida redujo de 150.000 a 75.000 dólares por día, siguiendo los pasos de lo sucedido con las empresas importadoras.

A una semana de haber asumido, el gobierno de Mauricio Macri anunció el fin del "Cepo K" para la adquisición de divisas. La salida no fue gratuita, la mega devaluación del 37% desató una espiral inflacionaria que afectó fuertemente a los trabajadores, que todavía hoy siguen sin poder recomponer la pérdida del poder adquisitivo de sus salarios.

Si se contabilizan las transferencias al exterior acumuladas por medio del Método residual de la Balanza de Pagos (MRBP) se comprueba que en los catorce años considerados (2002-2015) la fuga de capitales suma US$ 142.000 millones, mientras que por el de stocks alcanza US$ 129.119 millones y US$ 101.932 millones según el método cambiario del BCRA[5]. Sin embargo, en apenas 3 años y medio de gestión Pro, la dolarización del ahorro Nacional ya supera los US$ 133.313 millones[6].

A eso hay que sumarle el pavoroso endeudamiento de US$ 187.298 millones desde diciembre del 2015 para financiar la demanda de divisas, fundamentalmente por parte de empresas y el capital concentrado.

El problema no es la deuda, el problema es su denominación, ya que el 82,3% de la deuda contraída es en dólares. No ser el propietario de la moneda en que se encuentra, impone una condicionalidad directa sobre la independencia económica y la soberanía para determinar rumbo del país. La deuda externa es y será, el gran cepo (M) para el desarrollo argentino.



jueves, 16 de mayo de 2019

El gobierno no facasó


El gobierno de Cambiemos está lejos de haber fracasado. No sólo no fracasó, sino que ha logrado la redistribución de los ingresos que se propuso al inicio de su mandato con la primera de las devaluaciones en diciembre del 2016 y el principio del “sinceramiento” tarifario.

Entre los precios que regula el Estado previo audiencia pública para evaluar aumentos, se encuentran las tarifas de electricidad, gas, agua, transporte público, combustibles, telefonía y medicina prepaga.  Mientras que el nivel general de precios desde diciembre de 2016 (luego de la primera devaluación del PRO) se incrementó en 106% hasta marzo de 2019, los precios regulados se incrementaron en 140,7%.

El flagrante contraste entre el discurso de bajar la inflación y los aumentos tarifarios avalados por el Estado, son la consecuencia de la voluntad política clara y direccionada, no son fruto del azar o la casualidad, mucho menos de la inacción.




LAS PRINCIPALES EMPRESAS GANADORAS



LA TIMBA

Las altas tasas de mercado que impone el Gobierno, se trasladan al resto de la economía y encarecen la financiación, tanto para las empresas dedicadas a la economía real que terminan trasladando esos costos al precio de los bienes finales, como para las familias, que toman créditos en los bancos o utilizan tarjetas de crédito para el consumo.



VALORIZACIÓN DE LAS EMPRESAS PRINCIPALES EMPRESAS GANADORAS


LOS PERDEDORES

Los principales perdedores del modelo son los trabajadores, cuyos ingresos reales han caído fuertemente frente a la inflación. Los salarios nominales aumentaron por debajo de la evolución del nivel general de precios y mucho menos que del nivel de precios regulados.




LA DESIGUALDAD


El corolario es una brutal distribución regresiva de los ingresos de los trabajadores a las empresas, pocas veces vista en la historia de la República Argentina en un período tan corto.

sábado, 11 de mayo de 2019

Cuando los medios se equivocan


Cristina no va a ser candidata porque ira a la cárcel. Cristina no irá presa, pero no será candidata. Cristina va a ser candidata, pero perdería en ballotage. Cristina va a ser candidata y el anuncio será en la feria del libro. Si Cristina gana, reformará la constitución para habilitar la reelección indefinida… etc.

Análisis resueltos de periodistas presuntamente objetivos, verdades formuladas desde el olimpo que después se terminan comprobando absolutamente opuestas.

¿Se equivocan los periodistas o es la realidad una autonomía indescifrable que los excede?

Ninguno de los análisis formulados es inocente. Querer sentar una posición personal dista mucho de intentar formar la opinión inherente al medio de comunicación en cuestión. Aunque travestidas de expresiones de deseo erradas, las opiniones lanzadas como verdades manifiestas, son falsadas posteriormente con los hechos y luego recicladas en un relato tergiversado que busca legitimarse.

No se observa ingenuidad en la comunicación de actores que dicen tener información de fuentes calificadas, allegados cercanos o del mismo personaje referido. Porque “nosotros te lo confirmamos”, “tenemos data”, “te contamos la posta”. Aunque después no suceda o suceda lo contrario, basta con salir a desmarcarse al día siguiente delegando responsabilidades en la supuesta fuente o apelando sencillamente a la lógica contra fáctica.

El desconcierto enunciado, se emparenta con el entrevistador que sólo se limita a realizar preguntas sin escuchar la respuesta del entrevistado y termina por questionar lo mismo que fue ya fue respondido con la primera de sus preguntas. No escuchar, no ver o no sentir lo que pasa en la calle, no es culpa del periodista. Por más servil que éste sea, siempre termina respondiendo a una línea editorial superior. Deliberadamente impuesta o no, la opinión del medio de comunicación no es ajena a los comunicadores, porque independencia es un oxímoron en los medios hegemónicos.

¿Cuándo, los medios se equivocan?

Si entonces las afirmaciones futurológicas no son un equívoco, ni de medios ni de periodistas, ¿cuándo se equivocan los medios de comunicación? Se equivocan al querer modelar a imagen y semejanza de sus líneas editoriales, la subjetividad de la opinión pública. Éste intento desesperado por anticiparse a la realidad queriendo cooptarla, debilita la credibilidad de la información y la devalúa. El corolario, una moneda de cambio absolutamente carente de peso propio.

domingo, 5 de mayo de 2019

La despolitización como política pública en un año electoral


En la era de las Fake News, el descreimiento en la política se ha vuelto moneda corriente. Con una economía al borde del colapso, sostenida por la asistencia social implementada antes del 2015 y profundizada casualmente en 2017 y 2019, el escenario electoral asoma deslucido y falto de contenido político propio no heredado. Las medidas de mejora social prometidas en 2015 y 2017 no se consustanciaron efectivamente y la desilusión es cada vez más generalizada entre aquellos que apostaron al Cambio.

El discurso de la corrupción K fue una herramienta que caló hondo y fue de gran utilidad para sumar voluntades, en una sociedad que tenía sus necesidades cubiertas como para prestar atención a los propaladores de noticias armadas:

·            El asesinato de un fiscal que denunció a la presidenta, pero que luego el periodista Pablo Duggan se encargó de demostrar en su libro que fue un suicidio, producto de la desprotección de los mismos que impulsaron semejante denuncia.
·            Cuentas en Delaware del hijo de la presidenta y de la ministra de Defensa con supuestos fondos provenientes de Irán, producto del memorándum de entendimiento. Que luego el departamento de Estado de los Estados Unidos se encargó de desmentir (aunque 3 años más tarde).
·            Los bolsos de un tal López que, según la Reserva Federal, contenían dólares que salieron del Banco Finansur S.A. cuando su dueño era Jorge Sánchez Córdoba, tesorero de Boca Juniors.
·            La causa que pesa sobre Julio De Vido por sobreprecios en la mina de Rio Turbio, carece de documentación probatoria y recientemente en audios de Whatsapp entre el empresario Pedro Echévez y el empleado de la DEA Marcelo D’Alessio, reconoció haber armado una operación junto con Bonadío para detener al ex ministro y a Roberto Baratta.
·            La ruta del dinero K, en la que finalmente el denunciante mediático Federico Elaskar terminó admitiendo, a fines de 2018, que “fue una operación política contra el gobierno de Cristina Kirchneren 2013.
·            Fotocopias de cuadernos de un tal Centeno, que ardieron hasta las cenizas y detallaban las coimas del gobierno K, que empresarios admitieron haber pagado luego de ser extorsionados por el fiscal Carlos Stornelli y su edecán Marcelo D’alessio.  

Sin embargo, cuando la corrupción documentada aparece en la misma vereda en la que se está parado, incomoda. Pero no lleva a cruzar de acera, sino a caminar por la avenida del descreimiento y la despolitización:

·            El procesamiento en 2010 del entonces Jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri por escuchas ilegales a víctimas y familiares del atentado a la AMIA. Causa en la que fue sobreseído en diciembre de 2015 por el juez Sebastián Casanello, días antes de la asunción presidencial.
·            Documentos de Mossack Fonseca que detallan las cuentas no declaradas en guaridas fiscales del presidente Mauricio Macri (director de Fleg Trading hasta 2016), familiares y funcionarios de gobierno.
·            La habilitación por decreto para que familiares de funcionarios públicos pudieran adherir al blanqueo de capitales de 2016, impedido al momento de la aprobación de la ley en el congreso. De esta manera, las personas cercanas a funcionarios nacionales blanquearon US$ 132,5 millones, incluido Gianfranco Macri, el hermano del presidente.
·          La compra-venta de 6 parques eólicos sin licitación, con una ganancia de US$ 15.000.000.
·         La condonación de la deuda de $70.000 millones en concepto de canon del Correo Argentino con el estado, truncada por la Cámara de Apelaciones en lo Comercial.

El Kirchnerismo no está exento de corrupción, Ricardo Jaime está detenido desde 2016 procesado por enriquecimiento ilícito. Daniel Muñoz, secretario privado de Néstor Kirchner era propietario de una cuenta off shore en las islas vírgenes valuada en US$65 millones. Julio De Vido está detenido luego de su desafuero por la tragedia de Once. Está probado que en política existen delitos de corrupción, conflictos de intereses y cuestiones poco transparentes, pero lejos está de ser una norma transversal a todos los partidos, como se pretende instalar desde los medios de comunicación dominantes. El esperpento televisado y escrito opera por repetición, instalando un discurso que provoque irritación y enfado, que termina por convencer al espectador de que los políticos son todos iguales, igual de corruptos. 

Dejar de creer en la política como única herramienta de transformación democrática, libera espacios de poder para que sean las corporaciones las que se encarguen de ocuparlos. Ya sea por medio del Lobby o de la injerencia directa de funcionarios que ocupaban cargos jerárquicos en petroleras, empresas energéticas, bancos extranjeros y fondos de inversión, se incrementan ganancias empresarias a costa del poder adquisitivo de los consumidores. La transferencia de ingresos más importante desde la hiperinflación se produjo con por un gobierno que justamente proponía bajar la inflación, reducir la pobreza, no devaluar, quitar el impuesto a las ganancias en la cuarta categoría, no privatizar el fútbol televisado, mantener las retenciones al agro, etc.

Son lógicos entonces, los sentimientos de descreimiento y desilusión. Y es entendible el enojo con la política en general, que no ha sabido o querido resolver cuestiones sociales por la primacía de intereses contrapuestos. Lo que carece de lógica es auto denominarse apolítico, como si esto eximiera de culpa y cargo a quienes no hicimos nada para impedir que ocurra lo que tanto nos desagrada. No implica involucrarse necesariamente en política, ya que para eso es necesario tener vocación de servicio, basta apenas con tener conciencia para estar haciendo algo. Con los ojos abiertos es más difícil que nos conduzcan por caminos oscuros.

El amplio porcentaje de indecisos en las encuestas, es un síntoma de la apatía política que se dirime entre la seductora idea de dar continuidad a un gobierno que ha deteriorado el poder adquisitivo de los ingresos y el retorno de otro, que pese a la creación de empleo, aumento del salario real y fortalecimiento de los sectores productivos, sigue siendo acusado como la suma de todos los males de Argentina.

martes, 5 de marzo de 2019

Largo plazo en el discurso, pero corto en las políticas


El pasado viernes 1 de marzo, el presidente Mauricio Macri dio inicio al nuevo año legislativo, con un reciclado discurso del largo plazo que encubre las políticas de corto plazo implementadas por su gobierno.

Una vez le pregunté a un compañero de militancia más chico que yo, qué hacía en sus ratos libres. Miro discursos de Cristina, me dijo. ¿Para qué? Repregunté. Para aprender, sintetizó magistralmente.
El año pasado, en la apertura 136° de Sesiones Ordinarias estuvo signado mayoritariamente por promesas, propias de una gestión que tenía 2 años por delante. “La inflación de este año será menor que la del año anterior”, “capital para que crezcan las pymes” o “la desocupación está bajando” fueron frases del presidente en el año que tuvo los peores indicadores desde el regreso de la democracia.

Con un discurso 20 minutos más extenso que el anterior; de revisión, bien pensado y con palabras clave muy estudiadas, el presidente dio inicio a la 137° apertura de Sesiones Ordinarias del Congreso de la Nación. Lejos de la soltura y la algarabía que caracterizaron sus anteriores alocuciones y más lejos aún de una muchedumbre distanciada con vallas que impedían su acceso a las inmediaciones. Un discurso defensivo y parapetado en la continuidad del cambio, pérdida de lo logrado o vuelta a la barbarie populista. Lejos de la oposición, separada por una grieta profundizada por el rédito político que provoca la polarización en un año electoral. Grieta alimentada con frases repetidas como “En los últimos 70 años” o novedosas como “El único gobierno en cien años en gobernar todo su mandato en minoría”, repetida segundos más tarde. Una victimización que trasluce preocupación y tiende a generar en el imaginario popular la percepción de que el más débil es el gobierno, quién paradójicamente domina los resortes judiciales y mediáticos. Fue un discurso más largo; repleto de distancia.

Lejos queda también de la realidad, en un texto preparado hace meses y para nada improvisado. El crecimiento de la economía, la reducción de la pobreza y el descenso inflacionario existen apenas en las palabras declamadas, ya que los mismísimos datos oficiales desmienten enunciaciones tales. Resignar beneficio presente por bienestar futuro funciona sólo a nivel individual como en la jubilación y no a nivel agregado como país.

Nunca, desde la salida de la convertibilidad, se vivió tan de cerca la dinámica de la economía diaria como en los últimos meses. El tan mentado largo plazo parece no hallar anclaje en la realidad, que se mueve constantemente al ritmo del dólar y el riesgo país. Acudir nuevamente al FMI a menos de dos meses de haber cerrado un acuerdo Stand By, para adelantar los fondos de 2020 y 2021, describe otra incongruencia de alianza Cambiemos. A esto se le suma el despeñadero en que han devenido ministerios y secretarías, expulsando ministros cual si fuesen descartables.

Cuando se adula el pensamiento a largo plazo de las sociedades desarrolladas, se hace referencia a la capacidad de los policy makers de proyectar no sólo el próximo año en términos fiscales, presupuestarios, innovación y producción, sino de los próximos 15 a 20 años. En el escenario opuesto es dónde hoy se encuentra Argentina, con una economía anquilosada, cada vez más financiarizada, y que ha virado hacia el corto plazo de las LELIQs como forma de obtención de sus beneficios, dejando de apostar a una producción que agregue valor a la economía.

Pero no se trata sólo de la escabrosa marcha del dólar, sino de la ausencia de planes prospectivos que sienten las bases del desarrollo. Ejemplos manifiestos son la descontinuación de los programas PROGRESAR, Conectar Igualdad o Cunita, pensados para dar asistencia inmediata a la niñez y la formación generaciones futuras. También políticas estructurales de financiamiento educativo sufrieron severos recortes o discontinuación. El menor gasto en escuelas, universidades o ciencia y tecnología coarta el largo camino a la formación del capital humano indispensable para el desarrollo de nuevas tecnologías.

Las altísimas tasas que se pagan por inmovilizar fondos otrora productivos tornan inviable la actividad industrial, que supo ser el motor para reactivar una economía diezmada a la salida de la Convertibilidad.

Luego de una fabulosa fiesta de bicicleta financiera con Letras del Banco Central en los primeros dos años y medio, el gobierno desmanteló la bomba en pesos con un cambio en su denominación, es decir, la dolarizó. Cuando la maquinaria de negocio financiero dejó de ser rentable para los sectores concentrados que llevaron al poder a Mauricio Macri y empezaron a observar con desconfianza la sostenibilidad a largo plazo, decidieron empezar a deslindarse y a renovar su stock cada vez en menor medida. Es ahí donde se decide “LETIZAR” las LEBAC.

Las respuestas no pueden ser o de corto o de largo plazo, esta exclusión mutua deforma la realidad y la torna inmanejable. Políticas públicas únicamente de corto se llaman parches, como es el caso de bajar la inflación vía instrumentos financieros y tasas contractivas de interés. Pero políticas únicamente de largo no resuelven el día a día de la gente y siembran las bases su propio fracaso, ya que en el largo plazo estamos todos muertos.

Una conjunción entre el corto y el largo plazo es un ideal no muy descabellado y que supimos conseguir reiteradas veces en la historia de nuestro país, sin embargo, dichos procesos fueron truncados intempestivamente una y otra vez. Analizar y decodificar la temporalidad de cada política económica es imperioso a la hora de traducir lo discursivo de un mensaje floreado de mejoramiento futuro, en medidas claras que generen bienestar social.

Me opongo a pensar que el modelo económico sea desacertado, que el gobierno no vea la realidad o su rumbo sea equivocado. Este modelo es acertado en las más de sus acepciones, ha logrado generar una rentabilidad nunca antes vista en tan cortísimo plazo para empresarios confraternes, ha conseguido que se embolsen ganancias a costa de reducciones reales del salario y cambios regresivos en precios relativos. No es un fracaso en lo más mínimo, este modelo es extremadamente eficiente, quizás sea ese nuestro problema. 

domingo, 24 de febrero de 2019

El extractivismo empresarial


La teoría de la dependencia de fines de los años 60 y principios de los 70, surge como crítica a las teorías de hegemónicas de desarrollo económico. Existe una relación asimétrica de poder en la que el centro domina a la periferia mediante el control de recursos estratégicos para el crecimiento económico. Las inversiones del capital extranjero en los países subdesarrollados se auto justifican bajo la premisa de brindar prosperidad, generar puestos de trabajo y sacarlos de una trampa de pobreza en la que, por su bajo nivel de ahorro, no pueden generar las inversiones necesarias para desarrollarse.

La generación de puestos de trabajo se produce cuando las inversiones se materializan. La tecnología necesaria es importada por los países periféricos desde los centros hegemónicos de poder, donde se produce el conocimiento técnico-científico que realmente crea valor y produce el desarrollo estructural.

El reciente Procedimiento Preventivo de Crisis de Coca Cola FEMSA es un caso paradigmático que vuelve a poner de manifiesto las vituperadas teorías setentistas que alertaban sobre la benevolencia desinteresada de las potencias, vía el otorgamiento de créditos productivos, inversión directa o la apertura comercial de productos estratégicos para sus centros y de bajo valor agregado para la periferia. Es la consolidación, más que la solución al subdesarrollo, parte de un mismo combo que tiende a extranjerizar la riqueza generada en los países pobres.

Nadie podría alegar falta de competitividad en una industria como Coca Cola, motivo por el que cerraron más de 9.500 desde inicios de 2016 según el gobierno. El deterioro actual del mercado interno del país que supo ser el mayor consumidor per cápita de la bebida, es evidente. La tasa de ganancia, aunque cuantiosa, es menor que la que solía lograrse en años anteriores y como consecuencia, el giro de utilidades a su casa matriz o paraísos fiscales ha decrecido (VER BALANCES 2015-2016 Y 2017-2018). Es ahí donde se hace evidente el extractivismo. Ante la menor pérdida, el capital extranjero levanta campamento buscando nuevos horizontes, con menores costos, menor conflictividad obrera y mayores beneficios.

El 28 de marzo de 2017, Coca Cola le compra Ades a Unilever[1] y al año siguiente, el 23 de julio de 2018, anuncia el relanzamiento de la marca con nuevos productos como Ades chocolatada y Ades de almendras[2], todo desde la flamante Sede Corporativa[3] incluida en el compromiso de inversiones 2016-2018 por US$ 1.000 millones, en el que se encuentran hasta inversiones en energía renovable en alianza con YPF Luz[4]. Sin embargo, la situación de nuestro país preocupa especialmente a la multinacional que asegura que las ventas en Latinoamérica cayeron en el tercer cuatrimestre de 2018: “Unit case volume declined 2% in the quarter as growth in Brazil, Colombia and Peru was more than offset by a double-digit decline in Argentina”[5]. Argentina no era mencionada en los reportes de los años anteriores.[6]

Quizá en su plan de inversiones los directivos subestimaron el impacto futuro de la caída real de poder adquisitivo, obnubilados por los cantos de sirena oficiales que les aseguraban menores costos de producción, sin considerar que la demanda es la que posibilita las inversiones y que, si ésta cae, las inversiones se resienten invariablemente. Una especie de five dollar day Fordista a la inversa.
El comportamiento de las multinacionales es diametralmente opuesto al que podría tener una PyME. Usualmente el pequeño empresariado resiste la crisis hasta su cierre; pero cuando los resultados no cierran, las multinacionales buscan reducir costos al extremo, despidiendo, cesanteando y, como última opción, están el cierre y la relocación. Difícilmente una PyME pueda relocalizarce del mismo modo que puede hacerlo una empresa que opera en cientos de países. A pesar de tener mayor espalda para resistir recesiones económicas, las corporaciones no juegan el mismo rol social que las PyMEs, es la tasa de ganancia el primer y único objetivo, por eso su constante diversificación en otras áreas que no son su principal rubro. Sin importar el cuantioso marketing en responsabilidad social, innovación, liderazgo, inclusión, etc.

De los 600 puestos de trabajo que Coca Cola planeaba reducir de su planta Alcorta a través del procedimiento preventivo de crisis presentado el 20 de febrero ante la secretaría de trabajo, se terminó acordando la desvinculación de un total de 32.

No se trata de cargar las culpas contra Coca Cola sino contra un sistema de dominación que pese a su ausencia en la agenda mediática, ha subsistido a lo largo de la historia económica; sin bandera, sin arraigo y sin color político. Nunca ha perdido vigencia sino control y regulación.



BALANCE CONSOLIDADO 2015-2016

BALANCE CONSOLIDADO 2017-2018