La teoría de la dependencia de
fines de los años 60 y principios de los 70, surge como crítica a las teorías
de hegemónicas de desarrollo económico. Existe una relación asimétrica de poder
en la que el centro domina a la periferia mediante el control de
recursos estratégicos para el crecimiento económico. Las inversiones del
capital extranjero en los países subdesarrollados se auto justifican bajo la
premisa de brindar prosperidad, generar puestos de trabajo y sacarlos de una
trampa de pobreza en la que, por su bajo nivel de ahorro, no pueden generar las
inversiones necesarias para desarrollarse.
La generación de puestos de
trabajo se produce cuando las inversiones se materializan. La tecnología
necesaria es importada por los países periféricos desde los centros hegemónicos
de poder, donde se produce el conocimiento técnico-científico que realmente
crea valor y produce el desarrollo estructural.
El reciente Procedimiento
Preventivo de Crisis de Coca Cola FEMSA es un caso paradigmático que vuelve a
poner de manifiesto las vituperadas teorías setentistas que alertaban sobre la
benevolencia desinteresada de las potencias, vía el otorgamiento de créditos
productivos, inversión directa o la apertura comercial de productos
estratégicos para sus centros y de bajo valor agregado para la periferia. Es la
consolidación, más que la solución al subdesarrollo, parte de un mismo combo que
tiende a extranjerizar la riqueza generada en los países pobres.
Nadie podría alegar falta de
competitividad en una industria como Coca Cola, motivo por el que cerraron más
de 9.500 desde inicios de 2016 según el gobierno. El deterioro actual del
mercado interno del país que supo ser el mayor consumidor per cápita de la
bebida, es evidente. La tasa de ganancia, aunque cuantiosa, es menor que la que
solía lograrse en años anteriores y como consecuencia, el giro de utilidades a
su casa matriz o paraísos fiscales ha decrecido (VER BALANCES 2015-2016 Y 2017-2018).
Es ahí donde se hace evidente el extractivismo. Ante la menor pérdida, el
capital extranjero levanta campamento buscando nuevos horizontes, con menores
costos, menor conflictividad obrera y mayores beneficios.
El 28 de marzo de 2017, Coca Cola
le compra Ades a Unilever[1]
y al año siguiente, el 23 de julio de 2018, anuncia el relanzamiento de la
marca con nuevos productos como Ades chocolatada y Ades de almendras[2],
todo desde la flamante Sede Corporativa[3]
incluida en el compromiso de inversiones 2016-2018 por US$ 1.000 millones, en
el que se encuentran hasta inversiones en energía renovable en alianza con YPF
Luz[4].
Sin embargo, la situación de nuestro país preocupa especialmente a la
multinacional que asegura que las ventas en Latinoamérica cayeron en el tercer
cuatrimestre de 2018: “Unit case volume
declined 2% in the quarter as growth in Brazil, Colombia and Peru was more than
offset by a double-digit decline in Argentina”[5].
Argentina no era mencionada en los reportes de los años anteriores.[6]
Quizá en su plan de inversiones
los directivos subestimaron el impacto futuro de la caída real de poder
adquisitivo, obnubilados por los cantos de sirena oficiales que les aseguraban
menores costos de producción, sin considerar que la demanda es la que
posibilita las inversiones y que, si ésta cae, las inversiones se resienten
invariablemente. Una especie de five
dollar day Fordista a la inversa.
El comportamiento de las
multinacionales es diametralmente opuesto al que podría tener una PyME.
Usualmente el pequeño empresariado resiste la crisis hasta su cierre; pero
cuando los resultados no cierran, las multinacionales buscan reducir costos al
extremo, despidiendo, cesanteando y, como última opción, están el cierre y la
relocación. Difícilmente una PyME pueda relocalizarce del mismo modo que puede
hacerlo una empresa que opera en cientos de países. A pesar de tener mayor
espalda para resistir recesiones económicas, las corporaciones no juegan el
mismo rol social que las PyMEs, es la tasa de ganancia el primer y único
objetivo, por eso su constante diversificación en otras áreas que no son su
principal rubro. Sin importar el cuantioso marketing en responsabilidad social,
innovación, liderazgo, inclusión, etc.
De los 600 puestos de trabajo que
Coca Cola planeaba reducir de su planta Alcorta a través del procedimiento
preventivo de crisis presentado el 20 de febrero ante la secretaría de trabajo,
se terminó acordando la desvinculación de un total de 32.
No se trata de cargar las culpas
contra Coca Cola sino contra un sistema de dominación que pese a su ausencia en la agenda mediática, ha subsistido a lo largo de la historia económica; sin bandera, sin arraigo y sin color político. Nunca ha perdido
vigencia sino control y regulación.
BALANCE CONSOLIDADO 2015-2016
BALANCE CONSOLIDADO 2017-2018