⚡️ “LA CONCENTRACIÓN DE LA TIERRA EN ARGENTINA”https://t.co/J5ke33344k
— Federico Glodowsky (@fede_glodo) 7 de enero de 2019
lunes, 7 de enero de 2019
sábado, 5 de enero de 2019
EN EL FONDO NO LES INTERESA BAJAR LA INFLACIÓN
Desde el nuevo desembarco del Fondo Monetario Internacional el 7 de junio de 2018, el gobierno recibió un espaldarazo de fuste para la profundización de sus planes macroeconómicos de ajuste y reducción del déficit fiscal. El acuerdo refrendado entre los ministros del gobierno argentino y los funcionarios del organismo preveía el fin del "gradualismo" para obtener los resultados económicos del programa de austeridad fiscal oficial.
Para ello, se debía proceder al desarme de las posiciones en Letras del Banco Central, ya se avizoraba que la deuda federal era "sustentable, pero no con una alta probabilidad" y liberar el dólar para que su precio se determinase por el arbitraje entre oferta y demanda, preservando los desembolsos del crédito stand by para el pago de los vencimientos de deuda y no al financiamiento de la fuga de capitales del sector privado.
Poco parece haberles importado a los técnicos del Fondo las consecuencias de dichas medidas. Desarmar el cúmulo de LEBAC con emisión monetaria hubiese implicado una fenomenal devaluación por la masa de recursos volcada al dólar, por lo que se optó por cambiar la denominación de dicha deuda. El impacto de la dolarización de los títulos fue sostenido con la emisión de Letras del Tesoro, que, hasta ese momento, podían ser suscriptas en pesos.
El rol del tipo de cambio en nuestra economía juega un rol fundamental en la economía interna, ya que gran parte de lo que se exporta son alientos y se volvió incluso más importante en los últimos dos años cuando el gobierno decidió la dolarización del precio de los combustibles, luz y gas. Por lo que dejar su precio al arbitrio del mercado resta un grado de libertad para la toma de decisiones de política económica.
La última semana del mes de agosto del año pasado, se vieron las consecuencias de una liberalización cambiaria cuando el precio del dólar tocó el techo de los $42. Si bien luego de una semana logró estabilizarse en torno a los $38 los aumentos de precios de los bienes en las góndolas se fijaron por el ultimo máximo alcanzado por la divisa. Ésta disparada deja al descubierto los peligros de dejar fluctuar el precio relativo más importante de nuestra economía. Pero en el Fondo no parecen haberse percatado de semejante desatino.
La medida de morigeración del traslado de recursos en LEBAC al dólar, por LETES, más parece seguir la lógica de un modelo rentístico financiero que busca asegurar la rentabilidad de los inversores que un plan consciente que busca preservar el poder de adquisitivo de los asalariados y contrasta con otras medidas como la desregulación de los combustibles, la eliminación de impuestos a los bienes importados, la eliminación de los derechos de exportación o la autorización de aumentos en tarifas, que implican ineludiblemente mayores precios internos y costos más altos para la mayoría de las personas.
Los datos de aumentos relevados por el CEPA dan cuenta que el dólar aumentó un 291% desde diciembre del 2015, de $9,7 a $38, el agua lo hizo en un 515%, la electricidad 2136% y el gas 3008%. La nafta (que desregulada) aumentó 186,01% de $13,01 en diciembre de 2015 a $37,21 en apenas 3 años, traccionando fuertemente sobre el precio de los alimentos transportados por vía terrestre y profundizando la redistribución regresiva del ingreso. En suma, la inflación, lejos de desacelerarse, se ubicó en 160% en los últimos 3 años, contra un 117% de los últimos 3 años de Kirchnerismo (2013, 2014 y 2015).
De acuerdo con el último dato del IPC publicado por el INDEC en noviembre de 2018, la inflación interanual en los Precios Regulados se ubicó en 63,2%, una diferencia nada despreciable de 14,7% respecto del nivel general (48,5%). Dejando trascender el carácter ideológico de las políticas macroeconómicas en favor de las empresas en detrimento de los asalariados.
Para el año 2019 ya fueron anunciados aumentos de gas 35%, ABL 34% con un tope de 38%, transporte 40% y electricidad 55% en promedio. El Gobierno autorizó también un aumento del 5% en las cuotas de las prepagas a partir del primero de febrero próximo, y así acumularán una suba del 42,2% en un año.
A las claras parece que bajar la inflación no es una prioridad en la actual gestión y en el Fondo no interesa en tanto sea el resultado de negocios vinculados con los sectores concentrados de la economía. No hay un plan para bajar la inflación ni en la agenda del gobierno ni en la agenda del FMI, hay un plan de negocios.
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