sábado, 29 de noviembre de 2014

LA OBSESIÓN CON LA RAPIDEZ


Cuando llegamos a fin de año también llegamos a la conclusión, en muchos casos, de que el año se pasó “volando” (si fue un buen año). Lo que no nos preguntamos es por qué sucedió así y por qué transcurrió, a nuestro parecer, en un lapso de tiempo inferior en comparación con años pasados. Es ahí donde la cuestión de la celeridad diaria entra en acción, haciéndonos creer que hemos vivido por demás veloz.

¿Quién o quienes nos apuraron y por qué lo hicieron? ¿Quién saca ventaja de que nosotros optemos prontamente en tomar algunas decisiones en nuestras vidas?
Parece una cuestión demasiado filosófica, pero no lo es tanto. De hecho, día a día convivimos con anuncios que nos apuran para consumir productos que se venden como vitales. Una necesidad nace cada día con la oportunidad publicitaria y creemos que adquirirlos constituye una situación de vida o muerte.

Las marcas apuran constantemente a sus compradores, ya que alguien en apuros no toma buenas decisiones y es justamente lo que necesitan. Puesto que una buena decisión requiere de tiempo y mesura, y por lo general, con ambas no se tomaría la decisión de consumir efímero e irrelevante producto.`


Es una invitación a pensar cómo incurrimos en nuestras decisiones y la ausencia de ellas, debido a que la voluntad impuesta por la publicidad, produce una fuerte reacción en nuestras vidas. Decidir qué hacer y en que tiempos es una libertad y un derecho inalienable que ninguna corporación nos puede quitar.

OBSESIÓN CON LA RAPIDEZ

sábado, 6 de septiembre de 2014

El votante autodestructivo

Siempre que un mandato presidencial se encuentra próximo a su terminación, en nuestro país se vuelven moneda corriente las encuestas de afinidad política, las corridas bancarias, la fuga de capitales y la especulación en todos los aspectos de la sociedad. Al parecer el péndulo argentino que describiere Marcelo Diamand es una conducta inherente a nuestro pueblo. La sociedad se convence de que es necesario ponerle un “freno” a la dinámica del desarrollo, la inclusión social y la redistribución de la riqueza y tiende a derechizar su voto.
                La discusión del desarrollo nacional se simplifica y se reduce a tópicos como seguridad, inflación y corrupción. El mensaje se crea y se divulga gracias a los medios opuestos a los gobiernos populares y se recicla al interior de la sociedad, retroalimentando un discurso que busca invertir la lógica colectiva con la que la sociedad pudo lograr alguna vez un incipiente crecimiento, hacia un sentimiento fuertemente individual donde el mérito singular del ciudadano fue, supuestamente, el posibilitador del crecimiento inicial.
                La sociedad cambia el signo de su voto por quién garantice la defensa de las libertades individuales, los derechos civiles. El miedo de que el prójimo usurpe los logros materiales se hace tan grande que la población se vuelve más violenta contra todos los sospechosos de delito, reclama un panóptico Estatal que endurezca sus penas coercitivas y si es necesario relegan hasta la mínima expresión la privacidad. El control del Estado sobre las posibles víctimas siempre es bien visto cuando es en sentido preventivo sobre la delincuencia, pero, paradójicamente mal visto cuando se hace con un sentido impositivo y recaudatorio para financiar justamente, el aparato de seguridad Estatal.
                A esta altura el consenso generalizado sobre la mano dura es tan amplio, que la ciudadanía apoya masivamente a todo candidato represor. En un pasado muy alejado han quedado las banderas de  justicia social y redistribución de la riqueza para la inclusión, quizá no en términos estrictamente temporarios pero sí en la memoria colectiva, memoria que se ha transformado en individual, en menos de 10 u 8 años.
                Cuando el candidato gana y comienza a aplicar las reformas para garantir sus promesas, las desigualdades al interior de la sociedad se acentúan y profundizan. Se vuelve más claramente visible los que tienen y los que no tienen nada. Finalmente la brecha social se agranda y se agravan las relaciones entre las diferentes clases sociales y como resultado el clamor social vuelve como un deja vu a levantar las banderas de la justicia social para achicar la brecha de desigualdad que la derecha ha generado.

La votación autodestructiva convierte el péndulo argentino en una condición estructural de nuestra sociedad.

domingo, 24 de agosto de 2014

La primera deuda Argentina y la distribución del país

El 19 de agosto de 1822 se sanciona  la ley que posibilitaría al país acceder a un empréstito con la firma Baring Brothers £1.000.000. Los fondos del empréstito debían ser utilizados para la construcción del puerto de Buenos Aires, el establecimiento de pueblos en la nueva frontera, y la fundación de tres ciudades sobre la costa entre Buenos Aires y el pueblo de Carmen de Patagones. Además debía dotarse de agua corriente a la ciudad de Buenos Aires. Nada de ello se concluyó y en consecuencia se embargó a la Nación argentina de por vida, sentando presidencia de una costumbre de la política económica nacional.
El empréstito tuvo como objetivo la justificación categórica la enfiteusis de Rivadavia de 1926 que establecía una apropiación arbitraria e inequitativa del suelo argentino. Fue éste el verdadero propósito del primer endeudamiento, ya que las tierras dadas en arrendamiento producirían una renta que garantizaría el pago de la deuda contraída 4 años antes, una especie de Huevo-Gallina. Las tierras no fueron compradas al estado, ya que el pensamiento liberal de Rivadavia sostenía que el pago por las mismas inhabilitaba a los hacendados a realizar inversiones para hacerlas productivas. En palabras del mismo José Alfredo Martínez de Hoz, nieto de Miguel Martínez de Hoz (beneficiario de la repartición de tierras de la campaña del desierto), en su libro “Enfiteusis y arrendamiento vitalicio en la Argentina y Nueva Zelandia”: “De manera que la enfiteusis rivadaviana fue el medio que se adoptó para evitar que se quedasen sin explotar las tierras públicas que no podían enajenarse en virtud de encontrarse inmovilizadas afectadas en  garantía del cumplimiento de la deuda pública. Ese fue su mérito y no otro.”
El crédito fue fundacional de la Argentina que heredamos, una deuda con ribetes de injusticias y sinsentidos, donde el statu quo parece inamovible y los que nacieron luego de la distribución originaria del territorio corren con la profunda desventaja que no tienen las familias patricias.


En el segundo bicentenario y con otro imperio interino, el yugo de la deuda vuelve a ser un tema acuciante que amenaza el futuro de las próximas generaciones. Esta vez, el objetivo no se directamente la distribución de la tierra sino la distribución de los recursos, posibilitando el desarrollo del país. Fue justamente bajo la dictadura de 1976 con José Alfredo Martínez de Hoz cuando la deuda se convirtió en el instrumento de la dependencia de los países subdesarrollados y se incrementó de manera exponencial en los años siguientes, inhibiendo el crecimiento de la nación.

viernes, 8 de agosto de 2014

DICOTOMÍAS ARGENTINAS

Se pide pensar en el largo plazo / Se pide combatir el delito urgentemente
Se pide hacer en el largo plazo / Se pide renovación política
Se pide consenso / Se hace oposición
Se pide combatir la pobreza / Se pide libertad económica
Se pide inversión / Se exige recorte de impuestos
Se hace show de la tragedia / Se dice que no hay moral
Se dice que el país está mal / Se veranea en Punta del Este
Se pide seguridad jurídica / Se fugan capitales
Se pide que no se avasallen las instituciones / No se cree en el país
Se pide austeridad / Desperdician recursos
Se pide tolerancia / Se es indiferente

Se pide libertad de expresión desde el mismo medio que denuncia censura


Se pide democracia / Se vota en blanco

martes, 17 de junio de 2014

El mercado siempre gana


El sistema financiero mundial opera 24 horas al día los 365 días del año y en cualquier parte del mundo, impone sus propias reglas y se escurre de la jurisprudencia de todos los estados. El reciente fallo de la corte suprema estadounidense sienta jurisprudencia en cuanto a la capacidad de un país en restructurar sus obligaciones, dejando en condición de vulnerabilidad no solo a la Argentina sino a todos los países que hoy cuentan con abultadas y crecientes deudas como los de la región Europea.
                Cercenar la posibilidad de refinanciar la deuda externa es hoy el nuevo instrumento que ha encontrado el imperialismo financiero, por vía judicial, para impedir procesos de desarrollo que se vienen dando en la región suramericana y que posibilitaron pagar sumas exorbitantes de deuda en concepto de intereses. Ya no son las dictaduras represivas de antaño las que impiden el crecimiento en la región, mediante planes neoliberales de empobrecimiento y miseria. El capital ha encontrado otro instrumento que se suma al financiero y es el Judicial.

                El mensaje no es solo para la Argentina, sino para todos los países que hoy encuentran su independencia económica condicionada por organismos financieros internacionales que deciden el rumbo de sus sociedades y determinan niveles de empleo, pobreza, indigencia y niveles de inequidad que día a día se acentúan cada vez más. Un llamado de atención que debe ser oído por todas aquellas naciones que pretendan no sólo independencia económica, sino su soberanía política, puesto que en los lacayos internos operan, en muchos casos, en favor del capital foráneo.

lunes, 9 de junio de 2014

El mito de la politización absoluta


Hace unos años que se insiste en el encono que genera el hecho de que supuestamente, todo se haya politizado, y por tanto ya no se pueda emitir opinión sin estar de un lado o del otro. Esto es en parte al involucramiento de una cuantiosa militancia en la arena política, que amplía de algún modo las fronteras del debate político, bajándolo de los lugares donde efectivamente se toman las decisiones hacia los barrios. Esto ha permitido la popularización del discurso político diversificando los escenarios, los actores y sumando nuevas ideas para ampliar los derechos de las mayorías.
                La polarización del pensamiento político es inherente a los gobiernos populistas, en donde las clases bajas disputan por hacerse de un lugar en la ascendente escala social, escalando peldaños, mejorando su nivel de  vida. La inquina que genera el avance de los sectores relegados acerva la brecha entre los que están en favor de las políticas de Justicia Social y los que están en contra por el temor que genera la pérdida del privilegio de la unicidad.
                Pero que el pensamiento esté unificado y exista un grado más amplio de consenso entorno de la gestión política, no significa que la política pierda lugar en la opinión pública, sino que se direcciona hacia lugares estratégicos en los cuales el grado de penetración es más efectivo. Durante la década de los 90 la política se vuelca a la farandulización de su imagen; Silvio Waisbord señalaba en 1995 que:
“Codearse con los famosos confiere presencia; los políticos toman prestada la atención de quienes están permanentemente en el ojo público debido a sus cualidades deportivas, artísticas, intelectuales o simplemente por habilidad y talento de sus agentes de prensa. Reciben la atención general por compartir breves momentos con las celebridades: es la fama por asociación o por contagio” […]. ”Los funcionarios públicos, encomendados por los ciudadanos para dirigir los asuntos comunes de la comunidad política, aparecen mimetizados con quienes viven del reconocimiento público. Comparten los mismos escenarios televisivos y fotografías, los mismos restaurantes, lugares turísticos y happenings o eventos sociales, las páginas de las revistas semanales que exhiben la vida privada de hombres y mujeres públicos, actividades proselitistas para recaudar fondos y/o votos y la champaña de los festejos pos eleccionarios.
                El otrora debate político de fondo se trasforma en imagen superficial, carente presuntamente, de ideología. Discurre además, del escenario popular o barrial y trasciende el alcance del público, impidiendo la participación ciudadana.
“La humanización de los candidatos, mostrarlos como cercanos al electorado y lejos de la pompa clásica de la política, ha sido la obsesión de varios de sus aide-de-camp proselitistas. Aportar fragmentos de información sobre la vida privada fue la forma usual de hacer que el electorado conozca a los políticos.”

                Los políticos de la era de la farandulización de los 90, se convirtieron más en amigos del electorado que en sus representantes y pasaron a un segundo o tercer plano, sus decisiones políticas como funcionarios públicos. Así fue posible que el debate político se vaciara de  contenido social, económico, cultural, etc., y se transformase en un concurso de popularidad en concomitancia con una red mediática afín. Un periplo nefasto que tuvo como coralario la crisis de la convertibilidad y el empeoramiento de la calidad de vida de millones de argentinos

miércoles, 4 de junio de 2014

Democracia económica

Al hablar de democracia, usualmente se hace referencia a los límites del sistema político, sin tener en cuenta que la democratización no es privativa de la cuestión ejecutiva o legislativa del gobierno de una nación determinada. Está dado por descontado el derecho sufragar para determinar las autoridades políticas que deseamos, pero no se cuestionan otros poderes que condicionan o determinan de alguna manera las decisiones que tomaremos. El poder judicial es un factor de condicionamiento importante que tiene una república, ya que si bien nos puede juzgar, no se somete al mismo trato para con sus ciudadanos.
                En otro plano mucho más privativo del funcionamiento de la sociedad se esconde el poder económico, que si bien no juzga de forma directa a los ciudadanos, los discrimina excluyéndolos del acceso a los mercados. Determina taxativamente quiénes consumen, cuánto consumen y  lo que efectivamente consumen.
Si el mercado se encuentra oligopolizado, la capacidad de fijación de precios que poseen los empresarios es mucho mayor que en un mercado fragmentado con muchos competidores. De éste modo precio y cantidad dependen exclusivamente de la oferta, y si la el precio es muy elevado o la cantidad ofertada es muy reducida, habrá agentes que no puedan cumplir con su plan de consumo, previamente restringido por su ingreso. En definitiva los consumidores tienen una doble restricción, la del ingreso y la del mercado.

La restricción ingreso depende en cierto modo del individuo, y tiene que ver con su nivel cultural, el educativo y el empleo que desarrolla. Mientras que la restricción mercado depende pura y exclusivamente de cuál es el nivel de ganancia que los empresarios desean obtener. En éste sentido los consumidores son impotentes y no tienen injerencia sobre las decisiones gerenciales de las firmas, pero pueden interferir sobre las cuestiones políticas que atañen al país. Asunto no menor, puesto que el parlamento es capaz de dictaminar leyes y sentar jurisprudencia para ampliar los derechos de los individuos.

¿Podrían los ciudadanos, elegir de manera democrática a los empresarios que deseen y conformar la clase de mercado que en el que consumir? Que se ajuste a sus preferencias, a su nivel de utilidad y por sobre todo a sus necesidades. Determinar y no ser determinados por un poder fáctico que se ex-nomina tras sociedades anónimas. Someter a los empresarios a la voluntad popular permitiría a los clientes un mayor grado de libertad a la hora de concretar una compra.

Resulta indispensable en un mundo en el que las libertades individuales son tan ponderadas (más aún por el liberalismo económico), establecer una democracia económica real y efectiva, que limite uno de los tantos poderes a los que es sometida la sociedad en su conjunto y no permite el desarrollo de los sectores más vulnerables.

martes, 22 de abril de 2014

La ampliación del programa precios cuidados – Del empoderamiento popular al disciplinamiento Empresarial


El pasado 7 de abril de 2014 el ministro de economía Axel Kicilliof anunció la ampliación del programa de “Precios Cuidados” que implementara la Secretaria de Comercio el pasado 6 enero, con una canasta de 194 productos. Ésta segunda etapa incluye una mayor cobertura geográfica, una red más amplia de comercios y la inclusión de 108 nuevos productos, 30 nuevos rubros y 15 nuevos proveedores. Generando una canasta de 302 productos en total, con una mayor grado de representatividad de los consumos del mercado interno argentino. 
Pese a las deficiencias del estado en materia de controlar los precios relativos de toda la cadena de producción – distribución – comercialización, queda evidenciado el éxito de la medida, que por un incremento inusitado de los productos que la conforman, ha impulsado a nuevos proveedores a sumarse a la tarea de regular el alza de precios. También queda claro la existencia de formadores de precios.
Por otro lado, la experiencia demuestra que para “disciplinar” al empresariado no es necesario la apertura indiscriminada y el ingreso de productos importados más económicos que detenten contra el aparato productivo y por consiguiente, el mercado interno, como se ha hecho durante sucesivos procesos neoliberales. Sino que la respuesta se encuentra en la formulación de alternativas endógenas, coherentes con el desarrollo de un modelo de desarrollo con inclusión.

La primera etapa del programa sirvió para generar una Conciencia Consumidora en el mercado, en cambio, ésta segunda tiene un objetivo más ambicioso al intentar generar competencia entre la Oferta de bienes. A diferencia de otras épocas esta competencia se da en un escenario de igualdad de condiciones y entre agentes nacionales, que utilizan materias primas, mano de obra y servicios nacionales para producir. Por lo tanto si hay una amplia dispersión entre precios del mismo rubro pero de distintas marcas, esta se debe a una excesiva ganancia en algunos de los agentes que integran la cadena y deberán comprometerse a morigerar para llevar el nivel de precios a una situación razonable que se condiga con el nivel de crecimiento económico. 
Generar un mercado interno con una oferta de bienes competitiva quizá sea la clave para que los empresarios más débiles empiecen a disputarle el terreno colonizado por algunos conglomerados oligopólicos, que gozan del privilegio de establecer precios y regular arbitrariamente su tasa de ganancia.
Los productos incorporados, de las mal llamadas segundas y terceras marcas no implican necesariamente una menor calidad que no garantice el mismo nivel de satisfacción de las primeras marcas. Sino que a veces el hecho de que dichas marcas no inviertan o no puedan invertir en publicidad, marketing o packaging  las hace más baratas en relación a las primeras marcas. Es también una apuesta para que el consumidor pueda comparar y optar por bienes que la mayoría de las veces tienen las mismas características de los que continuamente son publicitados y pagan la pauta de los medios de comunicación.

domingo, 16 de marzo de 2014

Empoderamiento popular y contrato social

Charles Cunningham Boycott fue un administrador británico en Irlanda.

En 1880, Boycott fue contratado por el conde de Erne (Earl of Erne) como administrador de sus tierras en el Condado de Mayo, en la Isla Achill en Irlanda, y adquirió fama de explotar a sus subordinados. Por la forma en la que Boycott se desempeñaba, y por las extremadamente malas condiciones entre terratenientes y arrendatarios, los campesinos de Lough Mask se negaron a pagar la renta ya durante el primer año de Boycott en el cargo.

Su conducta frente a los granjeros finalmente condujo a que nadie quisiera trabajar para él, ni comprarle ni venderle nada. Por este motivo Boycott amenazó con medidas judiciales, y finalmente contrató en noviembre de 1880 a trabajadores protestantes del Condado de Ulster y puso la cosecha a resguardo con la colaboración de la Real Policía Irlandesa. Él mismo fue llevado por los militares a otro lugar. Como respuesta a estas acciones, todos los arrendatarios y trabajadores rurales rescindieron sus contratos. Una decisión de la Liga Agraria Irlandesa (Irish National Land League), fundada en 1879, les concedió oficialmente a los campesinos la posibilidad de evitar a Boycott y no llevar adelante ningún tipo de negocio con él. Incluso el ferrocarril se negó a transportar su ganado.
En noviembre de 1880 el periódico londinense The Times comenzó a utilizar el término “boicotear” (boycotting) para designar este tipo de resistencia.

La actitud cerrada e inflexible de la Liga Agraria Irlandesa obligó a Boycott a la emigración de Irlanda.

Fue la disconformidad ante una situación inequitativa, lo que motivó las protestas de los arrendatarios Ingleses del siglo XIX. Las barreras culturales o comunicativas no tuvieron un peso significativo para que los ciudadanos revirtieran la lógica del poder, otrora ejercido por la autoridad. Pudiendo así aunar fuerzas en contra del maltrato, asumiendo y ejerciendo la responsabilidad de saberse empoderados.

Hoy, la discusión no reside en los Contratos de Locación sino en el alza relativa de los precios en las góndolas. Desde el Gobierno se ha tratado de establecer acuerdos de precios que en mayor o menor medida han sido incumplidos. El primero, “Mirar para cuidar”, con Guillermo Moreno como secretario de comercio interior, no tuvo el mismo efecto social que su sucesor, el actual: “Precios Cuidados”. 

Más allá del grado de acatamiento y eficacia, lo que ha logrado éste segundo acuerdo fue concientizar a una gran parte de la población aleccionando sobre cómo debe actuar ante los abusos en precios, que empresarios y supermercadistas pretenden cobrar. 

Romper la estructura de poder entre vendedor y comprador, es siempre tarea del consumidor. Por más que el precio esté fijado, indudablemente por una unidad monopólica, la decisión, en última instancia, de efectuar o no la compra, recae sobre el Consumidor Final.

A pesar de los avances que hoy día existen en materia de comunicación, en la mayoría de los casos se siguen convalidando aumentos de precios. Quizá sea por desconocimiento, pero en parte se debe a que el enorme poder adquisitivo que ha logrado conseguir el pueblo, en tan corto período de tiempo (2003-2014), no lo hace tomar conciencia del cuidado que debe tener sobre el mismo.

El cambio cultural, es una de las tareas más arduas y prolongadas que hoy acaecen sobre el Estado. Modificar los hábitos de consumo de una población no es sencillo debido a la seducción que el capitalismo ejerce sobre el inconsciente y a la dependencia que generan ciertas marcas con sus clientes. Pero es cierto que el trabajo que el Estado viene realizando en materia de “Precios Cuidados” tiene un resultado positivo en la senda de rescindir determinados contratos sociales.

lunes, 24 de febrero de 2014

Inflación y desempleo

Uno de los errores más comunes al analizar el fenómeno Inflacionario es desasociarlo de las otras variables económicas que permiten interpretar la coyuntura económica del país.
                En la última década de gestión Kirchnerista, uno de los caballitos de batalla del establishment ha sido la variación en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) elaborado por el INDEC, por la manipulación a la hora de relevar las variables económicas. Más allá del uso político evidente, que realizan los grupos mediáticos concentrados, el IPC-INDEC tiene falencias técnicas debido: Al desplazamiento de profesionales y la consecuente pérdida de personal valioso y experimentado, a la nueva estructura de ponderaciones de los productos en la canasta de consumo, la adopción de una canasta de consumo “Ideal” y no real, etc…
                Lo cierto es que aunque tomásemos cifras paralelas a las del INDEC, como las elaboradas por la consultora privada State Street PriceStats, la evolución de los precios 2008-2012 (desde el año en que fue reformado el INDEC) promedia un 23,3 %. Cabe indicar el crecimiento en materia laboral fue positivo también descendiendo del 21% de 2003 para ubicarse en un 6,4 por ciento en el cuarto trimestre del 20131. Con una expectativa de inflación alrededor del 30 por ciento promedio, para el 2014.

                Si tomamos el año 1972 como una fotografía, es decir analizando los índices sociales de manera estática, veremos que el Gasto Público de 1972 fue de 17,25 % y en 2013 representó un 23,94%2 del PBI. Mientras que el desempleo llegó al punto más bajo de la historia Argentina, ubicándose en torno a un 4% mientras que los precios subieron un 60% ese mismo año y los salarios se negociaron entorno a un 35%, favoreciendo la redistribución de la riqueza en favor de los trabajadores, traduciéndose en un crecimiento del salario real de un 13,3%

                Por otro lado es interesante ver el nivel de reservas internacionales fue el más bajo del periodo 70-76, ubicándose en 315.700.000 U$S, sin afectar por cierto, el crecimiento positivo del Producto Interno Bruto que fue de un 3,1%.


                Por lo tanto analizar la inflación es mucho más que separarla de las medidas en materia de política económica aplicadas por los gobiernos. En 1972, aunque de facto, Lannuse implementó políticas de corte nacionalista en el corto año de su mandato, con Aldo Ferrer como ministro de economía (desde la anterior gestión de Levingston), con acuerdos de precios que llegaron hasta vedar el consumo de carne por su alto precio, política de “compre nacional” para fomentar la industria, en las que la redistribución de la riqueza tuvo un correlato beneficioso para el conjunto de la población. Pudiendo crecer (3,1%) pese a la inflación (60%) y tener una de las tasas de desocupación más bajas de la historia.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Las consecuencias de empoderar al pueblo

Desde el 19 de Abril de 2013, día en que fue electo el presidente Nicolás Maduro, tras el fallecimiento de su par Hugo Chávez, se han venido sucediendo una vasta cantidad de protestas en contra y en favor de la actual gestión del gobierno bolivariano. Los muertos en las calles de los últimos días de Febrero han puesto especial interés en la magnitud con la que se expresan los violentos manifestantes, sin discriminar el bando.
                Quizá lo más interesante a analizar no sea si el gobierno de los estados unidos está detrás de la intentona golpista, sino, si la intención de Chávez de empoderar al pueblo haya rendido sus satisfactorios frutos. Es evidente que la escalada de violencia demuestra que el pueblo posee cierto margen de “poder” sea para defender, sea para cuestionar. De ello se desprende el interrogante del grado de eficacia que tuvo aquella interpelación por parte de Chávez a defender a capa y espada los logros que sin duda, ha generado la revolución en materia de redistribución social.
                La antítesis a dicho “Empoderamiento” popular podría estar representado en los golpes de estado cívico-militares que han tenido lugar en América Latina en años anteriores. Donde la sociedad aceptaba pasivamente el cambio de rumbo de un gobierno democráticamente electo, por uno de facto.
                Estar “Empoderado” ha significado malinterpretar la voluntad popular, por una malentendida anárquica caótica, no como la utopía entendida por el autor Norteamericano Noam Chomsky, en la cual el ser humano civilizado sabe conducirse individuarme en un marco de entendimiento y consenso con prójimo.

                ¿Es hora, entonces, de reformular la democracia tal cual la entendieron los Romanos?
Y que no sea una elección cada 4 años, la que determine la perspectiva económica, social y cultural de una nación. Quizá haya que apoyar con militancia, día a día las decisiones políticas del gobernante de turno o quizá escuchar más directamente la voluntad popular, sin intermediario. Solo el tiempo sabrá decir cuál es la más adecuada forma de organización social que somos capaces de alcanzar. En tanto y en cuanto el límite de las aspiraciones de los partidos políticos (si en un futuro sigue conservado esa estructura) se limiten al discernimiento intelectual del entendimiento cívico de las medidas que pretenden aplicar, entendimiento que deberá ser bien cimentada con instituciones educativas que estén a la altura de la coyuntura. Claro está que hay intereses que exceden lo político, pero los partidos que pretenden representar la soberanía popular deberían, por obligatoriedad moral, conducirse de manera pacífica en la senda de los comicios populares.

                Quizá uno de los grandes motivos que el General Perón vislumbró al negarse a armar al pueblo, cuando fue depuesto en 1955 por la autodenominada “Revolución Libertadora”, fue el derramamiento de sangre entre hermanos. Lo que lo condujo a un prolongado exilio que acabó con su carrera política. Juan Domingo Perón supo, pese a su naturaleza militar, que el camino hacia la organización social no era por la vía de la violencia , sino la lucha pacífica de una ciudadanía comprometida.