Todo médico sabe que prevenir es
mejor que curar, ya que la evolución de la enfermedad puede tener efectos
irreversibles o difíciles de subsanar.
La economía dista de la medicina donde hay remedios que revierten situaciones
que parecían incurables, o de la gastronomía, donde la aplicación de una inequívoca
receta puede dar un resultado excepcional. Sino que es más bien una ciencia
inexacta que debe adecuarse a las realidades de cada país según el contexto. No
existen 2 economías iguales porque las personas que las conforman no son
iguales, tienen diferentes culturas, religiones, conductas y formas de
reaccionar distintitas en periodos de auge y crisis.
En Argentina tenemos, como alguna
vez lo denominó el ingeniero Marcelo Diamand: una “Estructura Productiva
Desequilibrada” compuesta por dos sectores de productividad diferentes. El
sector agropecuario, de una alta productividad, que trabaja a precios
internacionales y exporta, y el sector industrial, de una productividad mucho
mas baja, que trabaja a precios superiores a los internacionales y cuya producción
está destinada primordialmente al mercado interno.
El aumento de precios internos o
la mal llamada “Inflación” no tiene una única razón como quiere hacer creer la
ortodoxia económica desde los medios de comunicación, sino que se debe a una
multiplicidad de factores inherentes a una estructura productiva incapaz de no
responder a los vaivenes de las crisis internacionales.
Por un lado el sector
agroexportador no está interesado de satisfacer el mercado interno, ya que le
es mucho más rentable colocar su producción en el exterior y recibir precios en
dólares que venderla a un precio necesariamente más bajo en el país. He ahí una
causa del aumento de precios internos. Si el mercado internacional paga precios
mas altos que el mercado nacional, los empresarios optan vender en el primero,
sin importar el abastecimiento local o abasteciendo pero a precios
internacionales.
Otro factor del aumento de
precios es la capacidad de remarcar precios que poseen las 3 firmas que
controlan más del 70% de los productos de las góndolas (Molinos, Ledesma y
Arcor). Muchas veces el aumento de la rentabilidad de las empresas, no se da
por el aumento las cantidades producidas
sino simplemente por un aumento en los precios, aunque los costos de producción
(salarios) no aumenten.
Si el gobierno intenta frenar la
escalada de precios en su última etapa mediante el control de agrupaciones
militantes sin descentralizar previamente la estructura productiva, se va a
encontrar obrando en el último eslabón de la cadena, el vendedor. Un gran impedimento
que tienen las organizaciones sociales es el conocimiento de los costos de realización
de cada producto y el margen de ganancia que supuestamente debería tener cada
comerciante. Al no abordar el fondo del aumento de precios, los síntomas,
atacando en cambio el resultado, la enfermedad, lo más probable es la obtención
de resultados pobres o nulos.